Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


El buen funcionario

07/02/2023

Podemos pensar que a cualquiera le puede pasar que un buen amigo, su pareja o sus hijos le metan en un buen jaleo sin que uno sepa nada e, incluso, se lo merezca. Es posible. También que todos nos hemos caído de un guindo y que nos vamos a embuchar que el caso de los supuestos chanchullos en las oposiciones a la Policía Local nadie sabía nada más que los presuntos implicados que han salido a la luz, cuando resulta que por guasap se jactaban, entre colegas del partido, de tener las preguntas de un examen que, muy posiblemente, habrá sido aprovechado por muchos. Llegados a este punto sólo llevar este asunto hasta el extremo de la explicación, y su consiguiente depuración de responsabilidades, podrá limpiar la imagen del actual equipo de Gobierno, del PSOE y del cuerpo de funcionarios municipal. Y, en este preciso punto, es dónde no hay que andarse con remilgos y salir en defensa, a cuerpo descubierto, de esos 1.600 técnicos del Ayuntamiento que se han ganado su puesto de trabajo superando una oposición a base de muchas horas de trabajo, esfuerzo y renuncias de todo tipo. Cualquiera no se tira estudiando, en la soledad ilusionada de su encierro, durante muchos años de decir no a todo, para luego enterarse de que unos cuantos elementos, por poseer el carné de un partido político, han tenido el privilegio de saber el contenido de una prueba que, en el mejor de los casos, le procurarán de forma inmerecida, y en agravio de los que de verdad lo merecían, un trabajo para toda la vida. Por respeto a todo estos trabajadores honrados y cumplidores, el alcalde, por su propio bien, debe de ir hasta el mismísimo fondo de esta cuestión si es que quiere seguir mirándolos a los ojos a diario. Y si esto pasa por cesar a la concejal responsable del área de personal, así deberá de ser. Como a todos los que, de alguna manera, tuvieron conocimiento de dichas filtraciones y jamás las denunciaron. No es una posibilidad, es una exigencia. Pero tengamos claro una cosa, en absoluto a los trabajadores consistoriales, afiliados o afines al PSOE, se les ha regalado sus plazas. Y si campa una mínima sombra de duda sobre ello, deben de emplearse, duro y valiente, para disiparla y con la máxima diligencia. En su defecto el daño será tan injusto como irreparable. Toca salir en defensa del buen funcionario.