De Albacete tenía que ser. Porque intentar protagonizar un largo y complicado viaje espacial hasta el conocido como «planeta rojo» para quedarse allí y colonizarlo no está al alcance de cualquiera, como Daniel Tuti Fernández cuenta con un humor muy de la tierra e incluso de la Tierra como planeta.
Todo ello, claro, virtual. Porque esta original aventura sólo acontece en su talentosa mente creadora, que lo ha imaginado como argumento de una obra teatral, La conquista de Marte, escrita y dirigida por el polivalente paisano, responsable también de musicarla. Tuti, al que también se le acumulan actividades con su guitarra, no faltará al estreno de esta obra el próximo jueves en el madrileño Teatro Muñoz Seca.
Paradójicamente los graves problemas que trajo la pandemia a nuestro país tuvieron un punto positivo en el caso del paisano, que desde hace años empalma una con otra una multitud de variopintas actividades profesionales que, por supuesto, en su caso también son vocacionales.
Porque, como cuenta a La Tribuna de Albacete, esta temeraria idea de conquistar Marte, surgió durante ese nefasto periodo: «La verdad es que para mí fue muy productivo, ya que los conciertos y espectáculos en directo quedaron totalmente parados, lo que me sirvió para sentarme a escribir sin distracciones». En resumen, que fue un parón que no sabe ni recuerda cuánto tiempo llevaba sin disfrutar.
Quizás con esa relativa tranquilidad -que igualmente sirvió al también magnífico guitarrista para componer algunas canciones del que será su próximo disco de jazz al frente de su afamado quinteto- recuperó las señas de identidad tan surrealistas como humorísticas de los cortos y largometrajes que, con guion propio, dirigió con los personajes del conocido anuncio de la lotería nacional de la Navidad de 2018 con otro paisano, el actor Julián Valcárcel, de protagonista.
Porque la obra trata sobre cuatro astronautas, pertenecientes al entonces imperio español -«de nuevo dominando el mundo y donde nunca se pone el Sol», cual precisa-, que en el año 2082 se disponen a colonizar Marte. «Justo antes de llegar a la superficie del planeta rojo y con todos los terrícolas pendientes de ellos, ocurrirá un contratiempo que hará que estos cuatro viajeros se replanteen su propia existencia e incluso todos los principios morales que hasta ahora han regido en la historia de la humanidad».
Su autor y director, amén de responsable igualmente de la banda sonora que acompaña a la acción, añade que este punto ético más o menos serio que a primera vista puede recibirse por los espectadores como una especie de sesudo ensayo filosófico o existencial, es en realidad una comedia repleta de diversas situaciones surrealistas y gags que se suceden en una trepidante cuenta atrás.
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