Antonio García

Antonio García


Fin de una raza

08/05/2023

El científico Miguel Beato dice en El País que los hombres son innecesarios desde el punto biológico, de la especie. En la entrevista se habla de más cosas, de cáncer, de genomas, de control de natalidad, de evolución, pero el periódico ha creído oportuno dar relieve en titular a dicha afirmación para estar a la altura de unos tiempos en que el macho cotiza a la baja. Ya algunas películas de los setenta auspiciaban el ocaso de esa variante sexual (El último hombre vivo, Los últimos hombres duros, El último pistolero) que ahora Beato no hace sino apuntillar con sus palabras. Para añadir leña a la pira, el propio investigador declara envidiar a las mujeres, por su  poder de crear vida, y haber querido ser una de ellas, cosa que hoy tendría muy fácil, con solo echar los papeles en el registro. Treinta personas de la provincia ya se han acogido a ese trueque de sexo por lo civil, según la prensa local, y aunque la noticia no precisa la orientación de dicho cambio, es fácil aventurar que los interesados en prescindir de su condición originaria serán varones, pues el trasvase inverso (de mujer a hombre) no entra en ninguna cabeza sensata, con la que está cayendo. Es el fin de la masculinidad tal como la conocimos. Adiós al macho, que decía el otro. No es cosa de desdeñar motivaciones psicológicas, pero tampoco se descarta que muchos de estos cambios obedezcan a una previsión práctica de futuro, una oportunista  pretensión de pasarse al bando ganador, el que más opciones tiene de sobrevivir, el que hoy corta el bacalao. ¿Quién querría ser hombre en la actualidad si hasta los científicos dicen que somos un asquito? 

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