«El sentimiento que tengo con Bujari es de madre"

Sara Ruiz
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Llanos Sepúlveda acoge desde hace, más o menos, siete años a los hijos de una gran familia saharaui y tiene claro que "le dan más, que ellos se llevan"

Llanos Sepúlveda, junto a Bujari, el menor saharaui que llegó en julio. - Foto: Redacción

Llanos Sepúlveda García acoge desde hace más o menos siete años,  en su hogar a los hermanos de una gran familia saharaui y este año le ha tocado a Bujari. «El sentimiento que tengo con estos niños, es de madre, para mí es como uno más de la familia», ha dicho a La Tribuna de Albacete. «No hacemos grandes cosas con él, simplemente llevamos a cabo una vida normal como montar en bicicleta, caminar por el monte, ir a la piscina, etcétera", explicó Sepúlveda. «Es una vida normal, con un miembro más en la familia, a mí, la verdad me da mucha vida». Llanos Sepúlveda explicó «que los menores llegan cansados tras un largo viaje, pero poco a poco se van adaptando a la nueva vida». 

sentimientos. Al respecto, transmitió que «no hay que darles tantas cosas materiales, hay que darles cariño y dejarle su espacio para que ellos se comuniquen de manera libre», dijo Sepúlveda, y agregó que «todo el mundo cree que estos niños no son felices en el Sáhara, y sí lo son, ellos viven felices con lo que tienen». Además, Llanos Sepúlveda mostraba una mezcla de sentimientos; entre la despedida, que fue ayer y, la gran satisfacción por haber convivido con él durante esta época estival».   Del mismo modo, Sepúlveda transmitió que «cuando acoges a un niño, tienes que ser consciente de que no es tuyo» y, además, añadió que «no hay que darle todo lo que piden. La clave no está en llenarlos de regalos; es mucho mejor que se adapten al hogar en el que van a pasar el verano», dijo.  El próximo martes, los 38 niños ponen rumbo a su destino, junto a sus familias saharauis, y ante este hecho, Sepúlveda aclaró que «me deja más de lo que se lleva». «Para mí siempre es una experiencia enriquecedora y, por ello «repito desde hace siete años», manifestó Sepúlveda y concluyó para dejar claro que «son niños normales con carencias especiales».