La vendimia tradicional se apaga por la falta de mano de obra

A.C.
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El cambio de vaso a espaldera en busca de rentabilidad provoca un incremento notable de la maquinaria en los viñedos manchegos

Vendimia manual en un viñedo socuellamino. - Foto: Rueda Villaverde

La transformación de vaso a espaldera en busca de una mayor rentabilidad económica ha provocado un cambio significativo en el paisaje manchego en época de vendimia en los últimos años: las tradicionales cuadrillas de vendimiadores, flanqueadas por tractores y remolques, con sus cubos o espuertas, han aminorado en favor de la maquinaria. La escasez de mano de obra ha sido también un factor determinante en este cambio de escenario.

La dificultad para encontrar jornaleros y los menores costes de producción están llevando a muchos viticultores a desistir de los viñedos en vaso y optar por la espaldera y la vendimia mecanizada. Esta técnica ha mejorado mucho en los últimos tiempos para preservar la calidad de la uva, mirada con lupa en la mayoría de bodegas y cooperativas.

La familia Cano, viticultores de toda la vida, está combinando la vendimia manual y mecanizada en las distintas parcelas que poseen en el término municipal de Socuéllamos. No obstante, Félix padre y Félix hijo reconocen que las máquinas, más pronto que tarde, se acabarán imponiendo. «Tenemos un viñedo airén de regadío, pero hace ya dos campañas que no lo regamos porque su rendimiento es muy bajo. Este año lo vamos a arrancar para poner espaldera», explica el más veterano.

La vendimia suele marcar el mercado laboral de la región en septiembre. La vendimia suele marcar el mercado laboral de la región en septiembre. - Foto: Rueda Villaverde

A sus 75 años, Félix Cano supervisa los trabajos de recolección de una cuadrilla de diez personas, que recoge las escasas uvas de unas cepas secas a la manera tradicional, con tijeras y cubos. «Casi todos los años son los mismos, cambian muy pocos, y la mayoría es del pueblo», afirma para hacer hincapié en que hay otros viticultores que no tienen tanta suerte, que se las ven y se las desean para poder contratar a trabajadores para la cosecha. Los jóvenes, apunta, ni están ni se les espera: «No quieren saber nada del campo».

A unos 30 kilómetros de allí, en una parcela de tempranillo y macabeo próxima a Bodegas Lahoz, su hijo recolecta las uvas subido a una máquina vendimiadora: «El problema de la mano de obra lo llevamos ya arrastrando unos cuantos años». La dureza física exigida por las labores agrarias ahuyenta a muchas personas, aunque Félix Cano también apunta a las prestaciones por desempleo y los diferentes subsidios otorgados por las administraciones: «La gente te dice que por 20, 25 o 30 días de vendimia no le merece la pena dejar de cobrar la ayuda».

Reconoce que la vendimia mecanizada es más económica que la manual, pero también muy sacrificada: «Hay que echar muchas horas y es muy estresante. Además, durante la vendimia hay muchas máquinas y pocos mecánicos y una avería puede ser un problemón». El elevado precio también puede echar un poco para atrás, aunque a la larga sea más rentable. Explica que una máquina nueva puede llegar a costar más de 180.000 euros. Ellos cuentan con una de segunda mano (más de 40.000 euros), una de las muchas que se importan desde Francia, donde los viticultores están más a la vanguardia en esta materia.

La vendimia tradicional se apaga por la falta de mano de obraLa vendimia tradicional se apaga por la falta de mano de obra - Foto: Rueda Villaverde

En cuanto al rendimiento, no hay dudas. Calcula que con la máquina puede recoger alrededor de 40.000 kilos al día (cuatro remolques de 10.000) en una parcela que sea productiva, como las de airén de regadío. De manera tradicional, en cambio, necesitaría una cuadrilla de doce personas y dos días para recolectar esa cantidad de uva.

Además de un precio por hectárea más reducido, la vendimia mecanizada no se ve afectada por las inclemencias meteorológicas: la máquina puede trabajar con lluvia o de noche. Otra de sus ventajas es la recolección de la uva en una maduración óptima, sin esperar a la disponibilidad o no de mano de obra. También la mayor frescura de la uva al llegar a la bodega.

La vendimia mecanizada es el futuro y ya está muy asentada en el presente. Así lo subraya el presidente de Bodegas Yuntero, Felipe Rodríguez, para hacer hincapié en que más del 70% de la uva que recepciona la bodega manzanareña, una de las más importantes por volumen de la región, se recoge con máquinas. «La vendimia manual de secano va a desaparecer porque no es rentable, no salen las cuentas», apostilla.

En cuanto a la calidad, Rodríguez asegura que «la uva entra en la bodega con una temperatura muy buena, al ser una recolección más rápida». Eso sí, unas variedades se adaptan mejor que otras a las máquinas. «En la airén el deterioro del caldo es menor, entra muy sana y entera, mientras que, por ejemplo, las tempranillo y macabeo cuesta más sacarlas de las cepas», sentencia.