Acaim indica que llegaran unos 400 temporeros en unas semanas

Sara Ruiz
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El presidente del Colectivo de Apoyo al Inmigrante, Cheikhou Cisse, informó que «conviven ahora 100 ciudadanos de origen subsahariano en las chabolas»

Fotografía de archivo de las chabolas donde conviven los temporeros. - Foto: J.M.E.

El presidente de Acaim (Colectivo de Apoyo al Inmigrante), Cheikhou Cisse, informó a La Tribuna de Albacete de que en la actualidad viven en los asentamientos de la capital alrededor de 100 extranjeros de origen subsahariano, 35 de ellos menores». Y en pocas semanas esa cifra de personas aumentará ya que con la llegada de las campañas agrícolas «se espera que se trasladen a la ciudad albacetense hasta 400 inmigrantes». Actualmente, existen varios asentamientos en diversos parajes del extraradio del casco urbano, como son La Pulgosa o el Jardín Botánico. 

chabolas insalubles. Son concentraciones de chabolas construidas con palés, plásticos y desperdicios que carecen de las mínimas condiciones saludables para sus habitantes. No tienen ni agua, ni electricidad, con lo que la insalubridad de estos lugares es más patente. En estos momentos, el presidente de Accaim explica que «los extranjeros son de origen subsahariano, en concreto de Magreb, Argelia y Marruecos, pero también de la Europa del Este, como Rumanía o Bulgaria». 

Casi todos trabajan en las labores del campo; y en este caso, estas cien personas, conviven todo el año en estas chabolas de la capital». Se acerca la temporada de las campañas y, Cessi asegura que «tienen conocimiento de que no se podrán albergar en el Seminario» confirmando así las palabras del obispo de Albacete.  «Ante esta precaria situación que tienen que sobrellevar los temporeros», desde Acaim reivindican una vez más que «son vecinos invisibles, sin empadronar en la mayoría de los casos y de este modo, no tienen acceso a una vivienda digna». Las causas son diversas; la primera es su estacionalidad, al permanecer en la ciudad unas pocas semanas y marcharse pronto a otros lugares en busca de trabajo por las cosechas agrícolas; la segunda es el escaso stock de vivienda de alquiler que existe en la capital manchega y la tercera son las condiciones económicas de los propios temporeros que, aunque ganan sus jornales, su obsesión es el ahorro para enviar dinero a su país para que su familia pueda subsistir.  Mucho se ha hablado en el ámbito municipal del problema de la inmigración, de las insalubres condiciones de vida en los asentamientos, pero continúan en pie las chabolas. Los temporeros son imprescindibles para realziar las tareas agrícolas de la provincia, pero deben contar con unas condiciones de vida dignas.