José Fernando Molina se queda a mitad del camino

Pedro j. García
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El albacetense corta una oreja, al igual que Serrano, y Cristian Pérez da una vuelta al ruedo ante un pobre encierro de Fuente Ymbro

José Fernando Molina, en la distancia corta en el pasaje final de una de sus faenas. - Foto: Alcolea

La Feria Taurina arrancó con un cambio en el cartel, porque ya saben que septiembre, en la recta final de la temporada, es mes de caída de toreros. Fue el caso del madrileño Fernando Adrián, que fue sustituido por Cristian Pérez, por lo que quedó una terna netamente local, que recibió una ovación del respetable antes de que saltase al ruedo el primero de la tarde. Emotivo fue también el minuto de silencio guardado en memoria de José Antonio Martínez Uranga, quien fue empresario del coso albacetense, entre otros, y del picador Manolo Mazo, ambos fallecidos recientemente.

Ya en lo meramente taurino, los astados de Fuente Ymbro marcaron el devenir del festejo y su falta de casta, fuerzas y entrega en general dieron al traste con las ilusiones de la terna. Quien más cerca estuvo de verlas cumplidas fue José Fernando Molina, quien cortó una oreja al tercero de la tarde, el mejor toro del encierro, pero no terminó de acoplarse con el quinto y no pudo redondear, por lo que se quedó a mitad del camino del triunfo. Por su parte, Sergio Serrano, que paseó una oreja del cuarto puso entrega en sus dos faenas, mientras que Cristian Pérez, quien dejó patente su falta de rodaje, dio una vuelta al ruedo tras una voluntariosa tarde.

Los mejores pasajes. José Fernando Molina fue el autor de lo mejor de la tarde y lo hizo ante el primero de su lote. Mas genio que entrega tuvo el toro en el capote del diestro albacetense, quien no pudo lucirse de salida ante un toro que en el caballo tampoco se empleó y que se dolió en un tercio de banderillas con poco acierto. Mejoró el panorama con la muleta. Molina calentó los tendidos de inicio, citando en los medios y recetando al astado dos pases cambiados muy ajustados. Le siguieron varias series con la diestra, cortas, de tres y el de pecho, pero con mucho temple y mando. Al natural no tuvo la misma condición el toro, más corto y costándole tomar el engaño. Volvió el diestro a la diestra y la faena subió de tono hasta el intenso pasaje final, en la distancia corta, metido entre los pitones del toro, con varios circulares iniciados por detrás. Una estocada desprendida, pero de efecto fulminante, acabó con el astado, afloraron los pañuelos y Molina paseó la primera oreja de la Feria.

Con el segundo de su lote Molina no terminó de acoplarse. Toro suelto de salida, sin entrega en el capote, se dejó en el caballo y dobló al salir del puyazo, una falta de fuerza que ya manifestó hasta su muerte. Molina estuvo muy decidido en su faena de muleta, en busca del trofeo que le abriese la puerta grande, pero fue complejo, porque al bajarle la mano el toro doblaba y a media altura protestaba. Entre probaturas y poco fondo transcurrió una faena, con revolcón incluido, que tuvo más intensidad con el toreo al natural y en los circulares finales, nuevamente metido entre los pitones del toro. Pinchó antes de dejar una estocada caída.

Sergio Serrano fue el encargado de medirse al primer toro del abono, Retama de nombre, de la ganadería de Fuente Ymbro, y el astado no entrará entre los destacados de la Feria, como muchos de los lidiados ayer. De salida, se quedó corto en el capote del diestro albacetense, sin entrega y echando las manos arriba. No mejoró el panorama en el caballo, sin entrega. Con estos mimbres, no perdió la esperanza Serrano, que inició su faena en los medios, clavado de rodillas, pero el comportamiento del astado no mejoró, sino que fue a peor. Cada vez más cortó en la muleta, desarrollando peligro, sobre todo por el pitón derecho. Por el izquierdo mejoró algo el panorama, ya que se desplazó más, aunque tomó los naturales de uno en uno. Ante este panorama, un voluntario Serrano se fue a por la espada y finiquitó al astado con una estocada caída, tras un pinchazo. Palmas.

El cuarto de la tarde, suelto de salida, tuvo más fijeza en el capote de Sergio Serrano y empujó en el caballo, por lo que parecía que la suerte cambiaba para el diestro albacetense. Fue un espejismo, porque en la muleta le costó en una faena en la que el torero albacetense, que comenzó de rodillas junto a tablas, puso entrega y estuvo firme con el astado. Fue una faena de menos a más, con unos primeros pasajes de menor calado, pero con más intensidad, temple y mando en las series finales con la derecha, que hicieron que la faena subiera de tono. Dejó una estacada que fue suficiente y cobró una oreja que no es mal premio en una tarde en la que el ganado no acompañó al torero local, que ya tiene puesta la mente en la otra tarde que le queda en el abono, la última, una vez más ante astados de Victorino Martín.

Poco rodaje. Cristian Pérez entró en el abono por la puerta de la sustitución y aunque puso voluntad y ganas en busca del triunfo acuso su falta de rodaje ante unos enemigos complicados. El tercero de la tarde, primero de su lote, no tuvo fijeza en el capote, saliendo suelto en cada lance, aunque tuvo más celo en el caballo, antes de llegar a un tercio de banderillas en el que el toro se desplazó y brilló David Adalid, con dos grandes pares que le valieron para desmonterarse. Inicio la faena en los medios, clavado de rodillas y le recetó al toro dos ajustados pases cambiados que calentaron los tendidos. Después se sucedieron las series con la derecha, ligadas, pero sin hondura ni caldo y la faena, como el toro, fue a menos. En los compases finales, ya más en la distancia corta, mostró Pérez sus ganas y valentía, con varios circulares iniciados por la espalda y el remate de unas ajustadísimas bernadinas. Pinchó en la primera entrada a matar y después dejó una estocada que fue suficiente para que el toro doblase. Silencio para el toro y ovación para el torero.

No bajaron ni las ganas ni la entrega de Cristian Pérez con el sexto de la tarde, al que se fue a recibir y portagayola para después firmar el mejor pasaje de la tarde con el capote. Ya con la muleta, volvió  a plantarse en los medios para tener un esperanzador inicio con unos ayudados por alto, un pase cambiado y el de pecho, pero no hubo continuidad. Se sucedieron varias series, ligadas, pero sin mando y en una de ellas el toro se coló y le dio una voltereta. A partir de ese momento el toro fue más complicado, pero el diestro hellinero mantuvo su entrega, con algún susto más, hasta que despachó al astado con una estocada caída.