«Trato de hacerme presente en la vida del pueblo»

Josechu Guillamón
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Ignacio Requena Tomás, que ahora es párroco de su pueblo, entró en el seminario en 1992 y se ordenó sacerdote en el año 2000

Ignacio Requena - Foto: Rubén Serrallé

A Ignacio Requena Tomás la vocación le llegó hace más de tres décadas, gracias al contacto que tuvo en su pueblo, Letur, con los padres Paules, que estuvieron en la zona 17 años. Entró en el seminario en 1992 y se ordenó sacerdote en el año 2000. A sus 47 años  es párroco de su pueblo.  

¿Por qué parroquias ha pasado?

Comencé a ejercer como párroco en el seminario menor, siendo formador, luego estuve en Jorquera, La Recueja y Cubas, siendo además vicario de San Juan, de la catedral de Albacete. Ahora hay muchas parroquias de Albacete que se encargan de alguna parroquia o de algún pueblo cercano, como algo novedoso, pero yo hace 22 años que estaba en la catedral y atendía Jorquera, Cubas y La Recueja. Después me quitaron de la catedral y me añadieron Alcalá del Júcar, con sus aldeas, La Gila, Tolosa, Zulema y toda aquella zona. Después estuve en La Roda, luego en Elche de la Sierra, que ha sido mi periodo más largo, porque estuve nueve años y ahora estoy en Letur, donde he pasado la pandemia.

Imagino que está encantado de estar en su pueblo.

Me destinaron aquí sin yo pedirlo, fue decisión del obispo.

¿Actualmente a qué parroquias atiende? 

Atiendo a Letur y a las aldeas, Dehesa de Iznar, La Abejuela y la Fuente de la Sabina, que es la aldea más alta del municipio. Son unas 1.000 personas, pero hay mucha dispersión. 

¿Cuántas misas oficia a la semana? 

A la semana oficio unas 10 misas, tengo una misa diaria en Letur y luego hago dos o tres el sábado y otras dos o tres el domingo. 

¿Cómo es su vida semanal?

Durante la semana, tengo las celebraciones de la Eucaristía en Letur y  las reuniones con los distintos grupos de la parroquia, la pastoral ordinaria que llamamos, con Cáritas, el grupo de liturgia, aquí también está la Medalla Milagrosa, la catequesis. También visito mucho a los ancianos, doy la comunión a los enfermos, trato de hacerme presente en la vida del pueblo, con las distintas asociaciones y los distintos movimientos. Aquí en Letur llevar la parroquia no es sólo algo a nivel religioso, sino también de actividad cultural y al ser yo del pueblo, estoy involucrado en todo lo que implique darle vida al pueblo, estamos en la España vaciada y ésta es una manera de mover a la gente y hay distintos proyectos en los que la parroquia también está implicada, como Velarte, que es una noche en la que se apagan todas las luces del pueblo del casco antiguo y se ilumina todo con velas. Además durante el invierno hay distintos conciertos en la iglesia o charlas formativas. Este año se han hecho, por ejemplo, sobre las tablas renacentistas que hay en el altar mayor. Hay conciertos de órgano, de guitarra, de violines… La parroquia, junto con el Ayuntamiento y las asociaciones, nos implicamos para darle vida al pueblo.  Además también tengo clases en Albacete, en el Instituto Teológico y eso me hace también salir durante la semana. Además también tengo las reuniones de arciprestazgo con los compañeros, de la zona de la sierra, Nerpio, Socovos, Letur, Elche de la Sierra, Riópar. Nos reunimos los compañeros de toda esa zona. 

Además de todas las cosas que me ha contado también tendrá que atender a los enfermos, dar la extremaunción y oficiar entierros cuando sea necesario.

Eso forma parte de la vida diaria. En esta zona hay más entierros que bautizos y bodas, hay pocos nacimientos. Además el tiempo de pandemia ha sido una época en la que se ha frenado todo un poco en seco, porque visitar enfermos era algo que hacíamos con mucho cuidado y sólo cuando se podía, aunque también es verdad que estos pueblos no han tenido la incidencia que se ha vivido en otros lugares, en ese sentido, hemos estado más tranquilos. 

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