La 'chica ye-ye' que quiso ser artista

Europa Press
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Estrella del cine, desde los 50, Concha Velasco se retiró del teatro en 2021 y dejó la TV dando vida a la malvada Carmen Benavides en 'Las chicas del cable'

La 'chica ye-ye' que quiso ser artista - Foto: Emilio Naranjo

Desde que a los diez años comenzara a estudiar Danza Clásica y Española en el Conservatorio Nacional de Madrid, la vallisoletana Concha Velasco, fallecida este 2 de diciembre a los 84 años, desarrolló una prolífica y exitosa carrera como actriz y cantante que la convirtió en un referente de la interpretación en España tanto en el cine como en el teatro y la televisión.

Responsable de éxitos cinematográficos desde los años 50 hasta la actualidad con títulos como Las chicas de la Cruz Roja, Juicio de faldas, La Colmena, Esquilache, Más allá del jardín, París-Tombuctú, El oro de Moscú o Malasaña 32, la actriz participó en cintas de muy diversos géneros y destacó también por sus interpretaciones musicales en las mismas, como en Historias de la televisión, en cuya banda sonora se incluía el tema La chica ye-ye, que quedaría asociado a su figura.

También en el teatro pudo dar rienda a su faceta de cantante en obras como la comedia musical '¡Mamá, quiero ser artista!', estrenada en 1986 con libreto de Juan José de Arteche, que narra la aventura de una joven que llega a Madrid desde un lugar indeterminado de la España rural acompañada por su madre para triunfar en el mundo del espectáculo y que recuperó temas señeros de algunas de sus películas como Las chicas de la Cruz Roja o El día de los enamorados.

Nacida en la calle Recondo de Valladolid el 29 de noviembre de 1939, Concha Velasco era hija del comandante de caballería Pío Velasco y de la maestra republicana María Concepción Varona. Su abuelo materno, Jesús Varona, había compuesto en 1935 un himno de Valladolid encargado por la Diputación Provincial que sería postergado durante la dictadura.

Siendo niña, Concha Velasco se mudó primero a Larache -entonces protectorado español de Marruecos- y más tarde a Madrid, donde inició su formación como bailarina para estrenarse en el cuerpo de baile de la Compañía Nacional de Ópera de La Coruña. Más tarde trabajó en la compañía de Manolo Caracol como bailaora flamenca para incorporarse después a la de Celia Gámez, en la que estrenó El águila de fuego.

La artista inició su carrera en el cine a los 16 años en El bandido generoso (1954). Ya como coprotagonista participó en Muchachas en vacaciones (1957) y Las chicas de la Cruz Roja (1958), donde alcanzó gran éxito en compañía de Tony Leblanc, con el que compartiría numerosas apariciones en la gran pantalla como en Los tramposos (1959), Vida sin risas (1959), El día de los enamorados (1959), Amor bajo cero (1960), Julia y el celacanto (1961) o Historias de la televisión (1965), donde interpretó la famosa canción de Augusto Algueró y Antonio Guijarro La chica ye-ye, título con el que pasaría a ser conocida la vallisoletana, a la que por entonces el gran público llamaba Conchita Velasco.

Con el popular Manolo Escobar participaría en cintas como Pero... ¿en qué país vivimos? (1967), Relaciones casi públicas (1968), Juicio de faldas (1969), En un lugar de la Manga (1970), Me debes un muerto (1971) o Los gallos de la madrugada (1971). Otros nombres destacados de la interpretación con los que trabajó en aquellos años fueron Alfredo Landa, José Luis López Vázquez o Antonio Ozores.

Con el fin del franquismo y el inicio de la Transición comenzó a interpretar papeles más serios como en No encontré rosas para mi madre (1973), con Gina Lollobrigida y Danielle Darrieux; Tormento (1974); Pim, pam, pum... ¡fuego! (1975), de Pedro Olea; Un lujo a su alcance (1975); Las largas vacaciones del 36 (1976); Esposa y amante (1977); La colmena (1982), de Mario Camus, o Esquilache (1989) de Josefina Molina, por la que aspiró al Goya a la Mejor Actriz de Reparto.

Últimas películas

Sus últimas apariciones en el séptimo arte fueron Más allá del jardín (1996), donde de nuevo estuvo nominada al Goya, en este caso como Mejor Actriz; París-Tombuctú (1999), la última que dirigió Luis García Berlanga; Km. 0 (2001); El oro de Moscú (2002); Bienvenido a casa (2005); B&B (2006); Chuecatown (2007); Enloquecidas (2008); Rabia (2009), o el filme de terror Malasaña 32 (2020).

En 2012 recibió el Goya de Honor a su carrera, mientras que un año después se le concedió la Espiga de Honor de la 58 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), en la que ya había ganado la Espiga de Oro a Mejor Actriz en 1985 por su actuación en La hora bruja.

En teatro comenzó protagonizando revistas y comedias durante la década de los 60, junto a clásicos como Don Juan Tenorio (1964), basada en la obra de su paisano José Zorrilla, durante una de cuyas representaciones conoció al actor y productor Paco Marsó, con el que más tarde contraería matrimonio en 1977 y con quien tuvo a su segundo hijo, Francisco Martínez Velasco.

Previamente la artista había tenido otro hijo, Manuel, fruto de su relación con el director de fotografía Fernando Arribas, que fue adoptado por Paco Marsó y cuya verdadera paternidad fue revelada por la actriz en 2021. Además era tía de la también actriz Manuela Velasco.

En 2005 se divorció de Paco Marsó y en 2014 desveló que luchaba contra un cáncer linfático. Tras someterse al correspondiente tratamiento, recuperó su actividad profesional unos meses después.

En 1977 estrenó Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca, de José Martín Recuerda, junto a Pilar Bardem y María Luisa Ponte, en la que Concha interpretó a la célebre Mariana Pineda, condenada a muerte por bordar una bandera liberal en 1831.

En 1986 llegaría el turno del éxito musical Mamá, quiero ser artista, mientras que en 1998 actuaría en La rosa tatuada, adaptación de la obra de Tennessee Williams.

Del teatro al musical de Broadway

En 1999 Antonio Gala escribió para ella Las manzanas del viernes, con la que obtuvo un gran éxito y tras el que participó en la versión del musical de Broadway Hello, Dolly! (2001).

Junto a Nati Mistral y Paco Valladares actuó en Inés desabrochada (2003), también de Antonio Gala, mientras que desde abril de 2009 y hasta mediados de 2011 representó la obra de Josep María Pou La vida por delante. Su siguiente proyecto teatral fue Concha, yo lo que quiero es bailar, estrenada en Valladolid en septiembre de 2011.

En 2012 intervino en el Festival de Mérida junto a José María Pou y Maribel Verdú en la obra Hélade y un año más tarde lo hizo con Hécuba, de Eurípides. En 2016 encarnó al personaje histórico de Juana la Loca en un monólogo escrito por Ernesto Caballero y dirigido por Gerardo Vera en el Teatro de La Abadía de Madrid.

En 2018 encabezó la obra El funeral en el Teatro La Latina de Madrid, escrita por su propio hijo, Manuel Martínez Velasco, quien también firmaría La habitación de María, con la que se subiría por última vez a los escenarios a finales de 2021.

En televisión, Concha Velasco trabajó en programas como Estudio 1, de TVE, donde entre otros títulos interpretó Una muchachita de Valladolid (1973), título que también se ligaría a su personalidad como el de La chica ye-ye.

Su actuación más destacada en la pequeña pantalla sería, no obstante, el de Teresa de Jesús (1984), emitida en TVE y en la que daba vida a la mística abulense. También presentó diversos programas como Cine de Barrio, cita insustituible de las tardes de los sábados en la televisión pública.

Sus últimos trabajos en TV fueron Motivos personales (2005), en Telecinco; Herederos (2008), en TVE; Gran Hotel (2011), de Antena 3; Velvet (2016), también en Antena 3, y Las chicas del cable, de Netflix, donde interpretaba a la malvada Carmen Benavides. Desde febrero de 2022 vivía en una residencia del centro de Madrid.