El Albacete sigue sin puntuar fuera de casa

José Ramón Cagigas (ADG)
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2
Real Racing Club
1
Albacete Balompié
Finalizado
El Racing aprovechó la endeblez defensiva del equipo de Rubén Albés en la primera mitad para conseguir una ventaja que no pudo levantar su rival

Los jugadores del Racing celebran uno de los goles con que ganaron el partido. - Foto: José Ramón González (ADG Media)

Esta vez ni siquiera pudo el Albacete encontrar consuelo en los merecimientos para dulcificar la derrota sufrida ayer ante el Racing de Santander. Un equipo, el anfitrión, en ascenso literal y metafórico que demuestra cada semana su excelente estado de forma, en especial cuando compite al abrigo del mar Cantábrico. Buena prueba de ello fue lo poco que duró en pie el castillo de naipes construido por Rubén Albés hasta que el viento generado por la velocidad de los futbolistas más adelantados del esquema local terminó por derrumbar el bloque del Alba. Los viejos fantasmas se arremolinaron mientras Arana celebraba el primer gol para levantar un graderío que llevó en volandas a los suyos. Sólo la entrada en juego de Higinio resucitó a un Albacete que cambió su imagen por completo con la pantera murciana en la punta de lanza. Sin embargo, la reacción final no fue suficiente y el conjunto manchego sigue sin saber lo que es puntuar lejos del Belmonte.

Las primeras amenazas del cuadro de Albés corrieron a cargo de Escriche. El dinámico futbolista castellonense lideró las maniobras ofensivas con dos escaramuzas tempranas, la más peligrosa la primera de ellas, conseguida gracias a un pase de Quiles que Escriche remató por encima del travesaño. Ni tres minutos tardó en volver a la carga el cuadro albaceteño, en este caso pisando el área contraria con un remate durísimo de Juanma que se encontró con una pierna rival para mandar el esférico a córner. Imposible mejor presentación para un conjunto que volvió a lucir atrevimiento, desborde y querencia por las balas de fogueo.

Fue rebasado el cuarto de hora de contienda cuando se estabilizó el Racing pese a la comodidad con la que se desenvolvió el Alba cada vez que robó la pelota en campo del cuadro santanderino. Quizás por eso el bloque alto del conjunto local decidió administrar la misma medicina, pero con mayor efectividad. Fue Iñigo Vicente quien robó la cartera en la salida del balón de la escuadra albaceteña para abrir la pelota sobre la llegada de Andrés en el perfil diestro. Del resto se encargaron dentro del área pequeña Djetei, con un mal despeje, y Arana, con una doble insistencia que encontró premio a la hora de remachar el cuero en boca de gol.

Acusó, y mucho, el golpe el Albacete, que exhibió un temblor de piernas que se hizo visible en El Sardinero. Olieron sangre las dagas del ataque local y volvieron a acechar todos a uno en la frontal del área, invirtiéndose en este caso los papeles. Fue Arana quien porfió y ganó la pugna física a Antonio Cristian habilitando la pelota sobre la entrada con posterior golpeo de Andrés. También en el segundo gol del Racing las miradas se dirigieron a la pareja de centrales, blando en el forcejeo el algecireño y despistado en la marca el camerunés.

El día de la marmota para el Alba en todo caso. Un equipo, el de Rubén Albés, que ha vivido muchas veces esta película de disfrutar fuera de las áreas para acabar muriendo cuando tiene cerca las dos porterías. Mérito también para José Alberto López y sus chicos. Por algo se elevó la voz de alarma sobre el peligro en las transiciones de un bloque con las ideas muy claras a la hora de presionar, robar y hacer daño en los instantes posteriores a la captura. Así pudo llegar el tercer tanto local con otra exhibición de clase de Arana como respuesta a un remate acrobático de Quiles en forma de tímida reacción del equipo albaceteño antes del paso por los vestuarios.

En el regreso al terreno de juego el técnico asturiano replegó la línea de presión de los suyos para salir con más espacios por delante. Le tocó proponer al Albacete en un papel en el que se siente muy cómodo. Para ello introdujo sobre el tapete a Jonathan Silva y Ros en detrimento de Julio Alonso y un Djetei que no tuvo su mejor noche. Mención especial mereció la entrada del defensor argentino, capaz de insuflar aire a sus compañeros y de ejercer de enlace entre la retaguardia y las piezas más punzantes del esquema del equipo manchego, muy desdibujadas ante un rival muy ordenado.

Fue a falta de veinte minutos cuando llegó la única noticia positiva de la noche con el regreso de Higinio. Su sola presencia sirvió para generar un espacio que aprovechó Quiles en la frontal con un zurdazo que obligó a Ezkieta a sacar la mano junto al poste. Poco después fue el propio Higinio quien cabeceó cerca de la base de la madera izquierda antes de que Quiles volviese a la carga con otro golpeo magistral que el meta envió a córner dentro de los mejores momentos de los chicos de Rubén Albés. Fueron cinco minutos escasos que ofrecieron la verdadera medida de un equipo que ayer sólo dibujó retazos de lo mucho que puede ofrecer.  

Que no fue el mejor día para los zagueros del Alba lo evidenció, por enésima vez, la jugada que pudo significar el tanto de la sentencia verdiblanca con un pase largo que pilló con el paso cambiado a Ros sobre la carrera de Ekain. Sí estuvo más acertado Bernabé haciendo el aguante sobre el uno contra uno protagonizado por el delantero durangués. Bien diferente fue lo de Higinio, dispuesto a meter a sus compañeros en el choque costase lo que costase. Le fue esquivo el gol con otro cabezazo que se marchó desviado y necesitó apelar en segunda instancia para obtener justicia a través del VAR con un balón que se coló por milímetros gracias a una chilena entre una melé de defensores. Llegó el gol tarde, demasiado tarde en definitiva, para obrar el segundo milagro después de la resurrección lograda por Higinio, capaz de hacer andar a diez fantasmas que deambularon durante casi una hora por El Sardinero.