Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Supergarcía

27/06/2023

El gran José María García tiene una espinita clavada que se llama Albacete. Fueron varios los episodios de desencuentro entre el periodista y la Ciudad de las navajas, como le gustaba llamarla. Y eso que García tuvo un aliado en Albacete de primer orden. Fue el recordado doctor albacetense Ernesto Zafrilla (1937-2017), eminencia de la otorrinolaringología; hijo de Teresa, la de las Conchas, carniceras de la Plaza Mayor. A García se lo presentó un día el cuñado de éste, Alfredo Fraile. La relación con Zafrilla fue estrecha. Incluso, más de una Feria se trajo al famoso periodista a Albacete. Y más de una vez hizo su programa Supegarcía desde los estudios de aquella mítica emisora Antena 3 en el Paseo de la Libertad, dirigida por el inolvidable Ángel Rodríguez. El desencuentro entre Albacete y Garcia se remonta a un frío domingo de 1978. Ese día, en el Belmonte, el Albacete Balompié y el Almansa disputaron un accidentado partido de Tercera que acabó con empate a uno. La desgraciada actuación del árbitro Carcelén, anulando un gol al Albacete en tiempo de descuento, produjo una seria alteración del orden público. Yo estaba en el campo. Hasta el punto de que un jeep de la policía armada entró por la puerta de maratón del Estadio y rescató al árbitro del centro del mismo centro del terreno de juego. Aquel buen alcalde que fue el populista Abelardo Sánchez terminaría denunciando al árbitro por alteración del orden público. Al enterase de lo acontecido, mi admirado García abrió la navaja dialéctica y sacudió a Albacete por los cuatro costados. Poco tiempo después, en la Feria de 1980, acudió al Polideportivo a jugar con su equipo de fútbol sala, Interviú-Hora XXV, con el gran jugador atlético Abelardo. Un partido contra el Albacete Fútbol Sala del pionero en esta disciplina que fue Alberto Romero. El llenazo fue histórico. Lo viví en directo porque, junto a Pedro Sarrión, asistimos como linieres al árbitro principal, mi hermano Juan Luis. Aun retumba en mis oídos la pitada descomunal al saludar el gran García, capitán del Interviú, a ese público de Albacete que no le perdonaba el trato radiofónico de aquel partido contra el Almansa. Otro tiempo. Otro periodismo. Otra ciudad.