«El baloncesto me ha dado todo lo que tengo»

Redacción
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El escolta albacetense Manuel Blázquez se retira con 34 años tras una carrera cargada de éxitos, como el ascenso a la ACB con el Lucentum de Alicante o las fases de ascenso a LEB Plata jugadas con el Albacete Basket y el Fundación Globalcaja La Roda

Manuel Blázquez, con algunas de las camisetas que ha vestido. - Foto: José Miguel Esparcia

Es muy posible que lo primero que viera al nacer Manuel Blázquez López (Albacete, 1989) fuera un balón de baloncesto, porque su familia ha estado ligada al deporte de la canasta. Su madre Pilar jugó en la máxima categoría, su padre Manolo fue preparador físico del mítico CABA de los 80 y 90, y su tío Miguel, además de ser una institución en el baloncesto de Albacete, jugó con los júniors del Real Madrid y en la ACB con el Fórum Valladolid. No es de extrañar que Manuel Blázquez se dedicase al baloncesto, lo mismo que hizo después su hermano pequeño, José Antonio, que entre risas asegura que «como es el mejor siempre digo que todo lo que sabe se lo enseñé yo».  

En las filas del Lucentum vivió un ascenso a la ACB. También jugó en San Vicente (Alicante), Albacete Basket, FG La Roda y CB UCA. Con 34 años ha decidido colgar  las botas, después de muchos años de sacrificio, con entrenamientos y viajes, para centrarse en la familia y en su trabajo como licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

Ya estuvo a punto de dejarlo en 2017.

En mi carrera hay un punto de inflexión, cuando ascendemos a LEB Plata con La Roda.  Fue un año muy chulo, pero también complicado. Jugamos la fase de forma espectacular, ganamos los tres partidos y ascendimos, pero mentalmente acabé muy cansado. Ese verano me llamó el técnico, Álex González, al que mando mucho ánimo, y me dijo que me quería en Plata y que además iban a fichar a mi hermano. No se podían tener más alicientes, pero necesitaba bajar el ritmo y de hecho paré de jugar hasta que en diciembre me llaman mis amigos del UCA. Me convencen para ir a entrenar, me hacen ficha y logramos el ascenso a Primera Nacional, donde he estado los últimos cuatro años.

Es difícil sentar la cabeza a nivel laboral y familiar jugando como profesional, pero cobrando como amateur.

Es lo que pasa. A partir de Liga EBA trabajas como si fueras un profesional a nivel de entrenamientos, además de los largos viajes. Todo ello se hace sin tener una remuneración que te permita vivir. Por ello llega un momento en que realmente te planteas si merece la pena y uno empieza a tener otras expectativas a nivel laboral y personal. No me arrepiento, porque en estos años con el UCA he disfrutado sin tanta exigencia.

Ahora sí llega la retirada.

Me lo he pasado muy bien, pero tengo un niño de dos años, algo que te cambia la vida, y tengo ganas de disfrutar de los fines de semana con la familia. Por eso ha decidido dar un paso al lado y disfrutar del baloncesto como espectador, siguiendo a mi hermano, que está muy metido con el 3x3. Por un lado es triste dejar lo que ha sido tu vida durante muchos años, pero lo tengo muy claro. Físicamente estoy bien, pero me lo pide mi cabeza y no hay que darle más vueltas.

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