Una jornada para la responsabilidad en el tráfico

Redacción
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El Departamento de Pastoral de la Carretera promueve esta Jornada, que coincide cada año con el inicio de los masivos desplazamientos que tienen lugar en las vacaciones de verano

La Iglesia hace coincidir esta Jornada con el inicio de los desplazamientos masivos por carretera. - Foto: José Miguel Esparcia

Encomienda tu camino al Señor y él actuará (Sal 37,5) es el lema de la Jornada de responsabilidad en el tráfico que la Iglesia en España celebra el primer domingo de julio, este año hoy, día 2. Desde hace 55 años, el Departamento de Pastoral de la Carretera promueve esta Jornada coincidiendo con el inicio de los desplazamientos masivos por las vacaciones de verano y próxima a la festividad del patrón de los conductores y transportistas, San Cristóbal, el próximo día 10.

El mensaje de este año, en sintonía con el lema, es una invitación, a cada uno de los conductores, para antes de iniciar el viaje rezar unos momentos al Señor para poner en sus manos «nuestro camino con la seguridad de contar con su ayuda». La oración, «además de ponernos en relación con Dios, estimula nuestra responsabilidad».  

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana recuerdan que la Jornada de Responsabilidad en el tráfico tuvo sus inicios en el Día de Oración por la carretera que se instauró en 1970 por los muchos accidentes y muertos que había en la carretera. El propósito de este día, explican, era pedir la ayuda de Dios para todos los que viven, viajan y mueren en carretera y ayudar a despertar en todos el sentido de responsabilidad cristiana en el tráfico.

En el mensaje, los prelados comienzan saludando a todos los que están relacionados con la movilidad humana y la seguridad vial: «DGT, Guardia Civil, Policía de tráfico, camioneros, taxistas, repartidores, conductores de autocares y autobuses, ambulancias, bomberos, cofradías de san Cristóbal, asociaciones de transportistas, de víctimas, automovilistas, motoristas, ciclistas y usuarios de patinetes, que cada vez son más frecuentes en nuestras ciudades».

Peatones.

También se dirigen «a los peatones que transitan por los centros urbanos», a los que animan «al buen uso de los pasos de peatones y aceras, con el objetivo de evitar posibles accidentes».

«Una forma sencilla de orar –recomiendan- es hacer la señal de la cruz. Un gesto sencillo, pero de un gran significado de fe. El Padrenuestro, la Salve, el Ángelus, o el rosario son otras oraciones que rezamos a lo largo de nuestras vidas en ocasiones y circunstancias muy diversas. Y, ¿por qué no?, también cuando viajamos las podemos rezar».

«Son cada vez más entre vosotros los que han aprendido a rezar la oración del conductor, la del Cristo de la Carretera, la de la Virgen de la Prudencia o san Cristóbal. No se trata de convertir nuestro vehículo en una capilla. Se trata, como dice santa Teresa del Niño Jesús, de algo muy sencillo, un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría». 

Con la sencilla definición de oración que nos ha dado santa Teresita, podemos asegurar con San Juan Crisóstomo que «conviene también que el que anda yendo de un lado para otro, intente elevar la súplica desde lo más hondo de su corazón», subrayan.

«San Pablo invitaba a los cristianos a orar continuamente» (1 Tes 5,17). Con mayor motivo lo debemos hacer cuando algún peligro nos acecha, como es el caso de ponerse en viaje. Qué hermoso poder decir con el salmo: «Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti» (Sal 15,1) y la tranquilidad que nos da saber que: «El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre» (Sal 121,7-8)», continúan indicando. 

A los obispos les complace saber que en muchos vehículos va colgado el rosario, o colocada visiblemente alguna imagen de Jesús, de la Virgen, de San Cristóbal u otros santos de la devoción del conductor. También vemos con agrado que muchos camiones, cuales pasos procesionales por nuestras calles y carreteras, llevan algunas imágenes religiosas en la visera o en los laterales de sus vehículos. «Si estos signos religiosos en el interior o exterior de nuestros vehículos -continúan-nos ayudan a rezar y elevar nuestro corazón a Dios, benditos sean todos ellos». 

oraciones. Desde hace unos años, la pastoral de la carretera está difundiendo entre los conductores y transportistas las imágenes y oraciones de la Virgen de la Prudencia y de san Cristóbal, como una sencilla contribución para ayudarnos a encomendar nuestro viaje al Señor y confiar en él. Como dice el Papa Francisco: «Déjate conducir por la mano de Dios y que la Virgen te bendiga».

La oración no es algo mágico -manifiestan los obispos-. Pero rezar para tener un buen viaje «nos estimula a poner los cinco sentidos para conducir con responsabilidad y en las debidas condiciones, no por temor a la multa, sino por amor a Dios y respeto a mi prójimo» y, de este modo, evitar cualquier accidente o muerte, como desgraciadamente a diario sucede en nuestras carreteras. Creer en el «Señor, amigo de la vida» (Sab 11,26), exige de nosotros el cuidar de esta, la nuestra y la de los demás, con todo mimo y dedicación. Sí: «Encomienda tu camino al Señor y él actuará».

Terminan el mensaje elevando súplicas y oraciones a la Virgen santísima de la Prudencia y a san Cristóbal, para que «os acompañen y guíen a todos los transportistas y conductores, y cada día podáis llegar felizmente a vuestro destino disfrutando del viaje, admirando y gozando la belleza de la creación de Dios y con el salmo 8, poder decir llenos de admiración: ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!» (Sal 8,2).