«Un manifiesto poético lo entiendo como una invitación»

Antonio Díaz
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La antropóloga y escritora Mari Luz Esteban Galarza participó en el ciclo Poesía Viva que coordina Arturo Tendero y se desarrolla en el Teatro Circo. La poeta comentó a La Tribuna de Albacete algunos aspectos de interés sobre su obra.

Mari Luz Esteban, escritora. - Foto: Rubén Serrallé

La antropóloga y escritora Mari Luz Esteban Galarza participó en el ciclo Poesía Viva que coordina Arturo Tendero y se desarrolla en el Teatro Circo. La poeta comentó a La Tribuna de Albacete algunos aspectos de interés sobre su obra. 

¿Tiene mucho que ver su carrera como antropóloga y  la universidad con su obra?

Digamos que sí, porque los temas están muy relacionados. Claro, yo soy antropóloga y en antropología también escribimos. Aunque había empezado a escribir poesía antes de ser antropóloga, porque antes hice Medicina y con la   tesis doctoral me pase a la Antropología y, precisamente al hilo de uno de mis libros, Crítica del pensamiento amoroso, retomé algunas poesías que había escrito en 2001, cuando murió mi madre, y esos dos libros están bastante relacionados, así que hay puntos en común. Luego  el siguiente, sobre la vejez, también tiene que ver con el tipo de antropología que hago. 

Dejó la Medicina. 

Fui médica de planificación familiar en Basauri, en los años en los que el movimiento feminista creó centros en Cataluña, Andalucía,Madrid y el País Vasco y estaba contenta, pero empecé a pensar en especializarme y una posibilidad era hacer la tesis doctoral, que realicé con una antropóloga y me decanté.  

Habla de feminismo, ¿mucho que ver con su poesía?

Sí y no. Más en el segundo libro, Manifiesto de las mujeres viejas, que en el primero. El feminismo atraviesa toda mi vida, el tipo de trabajo que hice cuando era médico y ahora que soy antropóloga también, porque una de las especialidades en la que trabajo es la antropología de género, antropología feminista. Eso, de alguna manera, condiciona mi manera de pensar y ver el mundo. A veces más  explícitamente que otras, pero está muy relacionado.  

¿Qué temas predominan en su poesía?

En La muerte de mi madre me hizo más libre, como estaba relacionado con la crítica del amor, pensé sobre la relación amorosa y la centré en la relación madre-hija y madre-hijo, mi relación con mi madre y con mi hijo, como una manera de aplicar algunas ideas con las que había trabajado en Crítica del pensamiento amoroso. En Manifiesto de las mujeres viejas hago como una especie de revisión de las relaciones entre la vejez y el feminismo, las lecturas que se han hecho. En ese libro me ha interesado pensar en un nuevo paradigma para reflexionar sobre  la vejez en general y la de las mujeres en particular, como una invitación a pensar en la vejez de modo colectivo. Los temas son el amor, las relaciones afectivas y la vejez, aunque hay otros.

Los títulos de estos dos libros son curiosos.

Sí, son curiosos. La muerte de mi madre me hizo más libre es provocativo, pero no es literal, ni mucho menos. En cuanto a Manifiesto de las mujeres viejas, es más una invitación a pensar. Un manifiesto político es más de denuncia, pero un manifiesto poético lo entiendo como una invitación, una experimentación colectiva sobre un tema.  

¿Hay denuncia?

En mi obra hay denuncia, pero también reflexión.

¿Prepara otro libro?

Sale ahora el tercer libro, el próximo 30 de mayo. Los libros de poesía los he escrito primero en euskera, este también, que traducido al castellano, su título sería Reformas carnales. 

¿Los mismos temas en su nueva obra?

Tienen que ver pero en mi nuevo libro hago una reflexión sobre mi trayectoria en la sociedad vasca, el aprendizaje de la lengua, el feminismo y la política en general y lo que es vivir en un pueblo industrial con inmigración, como Basauri. 

¿Traduce usted sus obras?

Al catalán, no. Al castellano sí lo he hecho, pero siempre con ayudas, supervisada por otras personas.  

¿Cambian mucho con esa traducción?

Yo diría que sí. Hace poco leía a una poeta, Castillo Suárez, que decía que los libros traducidos luego son como libros gemelos, son los mismos pero son distintos. Yo misma soy gemela también y me gustó esa comparación. Incluso en Manifiesto de las mujeres viejas, el título no es  exactamente igual en las tres lenguas, catalán, castellano y  euskera, entonces, es el mismo tema, pero cuando se lee no es lo mismo.