Vicente Barrera, 'conseller' y munerense adoptivo

E.F. / Redacción
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El diestro retirado, futuro responsable de Cultura y vicepresidente de la Generalitat Valenciana, Vicente Barrera, tiene una intensa relación personal, familiar y profesional con la localidad albacetense de Munera, además de una calle con su nombre

El Ateneo Albacetense dedicó una exposición a la trayectoria de Barrera, a cuya inauguración asistió el entonces concejal Manuel Serrano. - Foto: R.S.

Son muchos los políticos en España que tienen una calle con su nombre y lo normal es que se la dediquen una vez retirados de la res publica, por los servicios prestados.

Lo que no es habitual es que un prócer ya tenga una calle antes incluso de jurar el cargo, pero eso es justo lo que pasa con Vicente Barrera, diestro retirado, diputado autonómico de Vox, vicepresidente in pectore de la Generalitat Valenciana y futuro conseller de Cultura.

La calle se encuentra en Munera y el propio Barrera explicaba el porqué, en una entrevista concedida a La Tribuna en 2011: «nosotros estamos muy vinculados a la provincia-declaraba- la finca de mi abuelo está en la localidad de Munera y tenemos una casa allí».

La finca en cuestión tiene unas 1.000 hectáreas con cereal, ganado ovino y un coto de caza. La casa ahora mismo está cerrada y está no muy lejos de la Calle Mayor. Pero la historia no acaba aquí, la conexión munerense -y albacetense- de Barrera es bastante más profunda.

Resulta que el diestro valenciano lidió su primera becerrada en Munera, en 1989 y se retiró definitivamente del toreo profesional el 24 de septiembre de 2011 también en Munera, con toros de Alcurrucén y compartiendo cartel con el toledano David Mora y el munerense José María Arenas.

Entre ambos momentos, toreó en numerosas ocasiones en la provincia y, por supuesto, en la Feria de Septiembre. De hecho, una de las faenas más recordadas de su carrera tuvo lugar en el coso albacetense, el 12 de septiembre de 2009.

Compartía cartel con José Tomás y Juan Luis Rodríguez, que tomaba la alternativa. Cuajó una magnífica faena con el cuarto de la tarde, un toro de Las Ramblas, pero al entrar a matar el astado no lo empitonó de milagro.

Lejos de achicarse, Barrera se levantó y, con el traje de luces hecho jirones, mató al astado de forma impecable, lo que le valió el triunfo de la tarde y la vuelta al ruedo.