Mi objetivo es lograr el sello de excelencia de Museo Europeo

Virgilio Liante
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«Las posibilidades culturales, pedagógicas y didácticas que tiene este museo son inmensas»

El director del Museo del Niño, José Juan Morcillo. - Foto: Víctor Fernández

Doctor cum laude en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca. Profesor de Lengua y Literatura en esta universidad, en la de St. Andrews (Escocia), en la Facultad de Ciencias de la Información de la Pontificia de Salamanca y en la de Humanidades de Castilla-La Mancha.

¿Qué otras comunidades tienen un Museo Pedagógico?

Existió un Museo Nacional de la Pedagogía, pero tras la Guerra Civil desapareció y cuando se crea este museo en otras comunidades van a intentar imitar el museo que tenemos en Albacete. Hay un Museo en Galicia, también en Cantabria, Asturias, País Vasco, Baleares y pequeños museos etnográficos en la provincia de Soria, pero ninguno llega al nivel que tenemos en Albacete, que repito es el más importante de España y, posiblemente, de Europa.

¿Qué ha hecho para ser director del museo?

He conseguido en mi etapa de docente premios de innovación educativa en el ámbito local, regional y nacional. Aquí estaré el tiempo que tenga que estar, pero lo que tengo claro es que mientras esté aquí este museo no sólo va a estar a la altura, sino que va a subir, lo vamos a subir de categoría y lo vamos a hacer más importante, porque al final las personas pasamos, pero las instituciones quedan. Como dijo Antonio Machado: «Todo pasa y todo queda». Nosotros pasamos, dentro de unos años yo no estaré aquí, porque me habré jubilado o habré pasado a mejor vida, pero esto quedará y la persona que venga después de mí quiero que tenga el museo en las mejores condiciones posibles.

Y eso, ¿cómo lo va hacer?

Trabajando en todos los ámbitos, haciendo una muy buena gestión económica, cultural y también en lo que es la administración (personal laboral), porque la figura de un director de un museo abarca muchas responsabilidades, no solamente es compartir experiencias y conocimientos propios a los visitantes del museo, sino llevar a cabo una gestión en todos los ámbitos, muy buenas relaciones, muy buena comunicación y también convenios con instituciones culturales y académicas. Por ejemplo, ahora estamos a punto de cerrar un convenio cultural con la Asociación de Alumnos de la Universidad de la Experiencia, el Museo de la Pedagogía y de la Infancia tiene un convenio de colaboración con la UCLM, y estuvo aquí hace unas semanas el decano de la Facultad de  Humanidades para que los alumnos que están en el Máster realicen el practicum en el museo. Y bueno, eso es muy importante, y también hay que tener una buena gestión con el Ayuntamiento, que es el encargado del mantenimiento del museo, y por supuesto una gestión cultural.

¿Cuáles son sus objetivos y retos?

Muchos. A mí me gusta ponerme el listón alto, no a una altura media, porque ahí sé que vamos a llegar todos. Y dentro de esa altura quiero hacer del museo un espacio más importante, porque forma parte del Consejo Internacional de Museos (ICOM), que fue fundado en París en 1946 tras la Segunda Guerra Mundial, porque hubo una devastación de museos impresionante y es el primer paso en el que se tuvo en cuenta que era necesario preservar el patrimonio de los museos, conservarlo, cuidarlo y el museo nuestro forma parte del ICOM. Por lo tanto, está dentro de esta red del ICOM, mi objetivo es que este museo logre el sello de excelencia de Museo Europeo y para llegar a ese sello hay que ir dando pasos poco a poco y otros que estamos logrando.

¿El Museo de la Pedagogía y de la Infancia es una perla que todavía está por explotar?

Las posibilidades culturales, pedagógicas y didácticas que tiene este museo son inmensas. Yo cuando entré en el museo me encontré con una colección de primer nivel. Estamos ante el Museo de la Pedagogía y la Infancia más importante de España y posiblemente de Europa y creo que no estoy exagerando. Por lo tanto, el objetivo es que aunque el museo está aquí y es conocido, la idea es extenderlo todavía más y hacerlo más visible. Quizás entre la gente de Albacete se piensa que este museo, según he escuchado, es un museo del juguete o para niños pequeños, pero nada más alejado de la realidad, porque es un museo para todas las edades y es un vestigio y es un documento visual de lo que es la historia. Algo muy importante sobre este museo es que no es un museo de arte, porque cuando hablamos de él hablamos de un museo objeto, porque, por ejemplo, vas al Museo del Prado y ves el objeto que puede ser el cuadro. Sin embargo, este museo es para la reflexión y la idea, porque cuando vas pasando por las salas uno se va dando cuenta de lo que es pasado y lo que es el presente, y tanto mayores como jóvenes reflexionan y por eso se van tan enriquecidos con la visita. Por poner un ejemplo, tenemos una sala dedicada a lo que eran los juguetes en los últimos 100 años, y claro había juguetes para niños y juguetes para niñas. Hoy en día los juguetes no están sexualizados y es una forma de reflexionar, ¿por qué había juguetes para niños y juguetes para niñas? Si hoy vemos a una niña con un balón no le decimos nada, pero, hace décadas, cuando una niña jugaba se le decía que actuaba con un niño y la criticaban, y si veían a un niño con una muñeca se le criticaba también. Esto es un ejemplo de museo de la reflexión y la idea, y por eso es tan enriquecedor, por eso viene gente de toda España, Europa y hasta de Australia.    

¿Cuánto tiempo lleva el museo aquí?

Cerca de 15 años. En el año 2003 el museo fue cedido a la Junta de Comunidades y desde 2022 ya forma parte de la Red Oficial de Museos de Castilla-La Mancha.

¿Cómo pueden disfrutar los ciudadanos de una visita?

Aquí, cuando hay un grupo de personas, llaman al museo y si hay hueco el director les hace una visita guiada por este espacio. De todas formas si yo no estoy o estoy con otra visita, todas las salas tienen un código QR con información de lo que hay en cada sala.

¿Cuente los cambios que hay en la educación desde finales del siglo XIX hasta nuestros días?

La primera Ley de Educación fue la Ley Moyano de 1857, que es importante porque fue la primera ley educativa que hubo en España, pero tampoco fue una gran ley porque, por ejemplo, no era gratuita, solamente las familias con dinero podían permitirse el lujo de llevar a sus hijos a la escuela. La gran revolución vino a partir de 1868, porque en septiembre de ese año tuvo lugar la famosa Revolución La Gloriosa, que supuso el derrocamiento de Isabel II y la desaparición de la Inquisición, porque, hasta ese año, se encargaba de vigilar y censurar la educación en España. A partir de ese momento y sobre todo a partir de 1871, cuando se instaura la I República España, entra en una crisis progresiva en todos los ámbitos (corrupción política, económica y cultural). Los intelectuales de esta época hablan de «modorra intelectual» y los intelectuales de entonces, estamos hablando de Joaquín Costa, Giner de los Ríos, Rafael Altamira, veían que el batacazo era inminente, como así ocurrió en 1898 que fue la guinda del gran desastre con la pérdida de los últimos territorios ultramarinos. Estos intelectuales se dieron cuenta de que la mejor forma de salvar el país, que estaba prácticamente en ruinas, no era educando a los políticos, porque con ellos no había nada que hacer, no había salvación, sino que la forma de educar al país era educando correctamente a los jóvenes, a las jóvenes generaciones, y sin duda lo consiguieron. En 1876 se crea la Institución Libre de Enseñanza (ILE) por Giner de los Ríos que es, a día de hoy, el mejor sistema educativo que ha habido en Europa. De hecho los países europeos que alardean de su sistema educativo, como Francia o Alemania, están inspirados en la ILE de Giner de los Ríos. Fue tan importante que Antonio Machado, por ejemplo, se educó en la ILE y desde él hasta el año 36 tenemos la Edad de Plata de nuestra cultura. Ese país que estaba tan hundido, ese proyecto de educar a los jóvenes, tuvo resultado, porque España estuvo entre los países más avanzados de Europa.   

¿Y cómo sigue la historia?

El momento esplendoroso fue cuando se crea la Residencia de Estudiantes, porque en la ILE se educaron desde Antonio Machado, pasando por Miguel Hernández, Lorca, María Zambrano, Maruja Mallo, Ortega y Gasset. Llega la Guerra Civil (1936), esto se rompe completamente, con la dictadura hay otro sistema educativo que irá avanzando hasta lo que es la EGB (1970), y finalmente con la democracia, en 1988, llega la Logse que, al fin y al cabo, es una inspiración en la ILE de Giner de Los Ríos. Lo malo es que la Logse ha sufrido muchos cambios y variaciones con distintos gobiernos que se han ido alternando en el poder.  

¿Como director del Museo de la Pedagogía qué es mejor, el sistema de antes o el de ahora?

Yo soy muy ecléctico en esto, porque hoy en día no podemos demonizar la educación actual, porque es cierto que hay cosas que podríamos mejorar, pero hoy en día tenemos la tecnología que nos ayuda mucho en la docencia. No es lo único, porque yo soy partidario de que haya una alternancia entre los medios tecnológicos que tenemos, pero sin abandonar el folio, la escritura y el lapicero.

¿Qué define a un museo hoy en día en el siglo XXI?

Según la ICOM: «Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial abiertos al público, accesibles e inclusivos, que fomentan la diversidad y la sostenibilidad con la participación de las comunidades los museos operan y comunican ética y profesionalmente ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos». Y este museo se adapta a esta definición del 24 de agosto de este año.