«En Supromed los agricultores son parte activa de su éxito»

E.F.
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El profesor Alfonso Domínguez es el coordinador del proyecto, en el que intervienen cinco países de todo el Arco Mediterráneo

El profesor Alfonso Domínguez. - Foto: Prima Foundation

Alfonso Domínguez Padilla es catedrático en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes y Biotecnología de Albacete (UCLM) y coordinador del proyecto Supromed, una responsabilidad que le valió recientemente la concesión de uno de los dos premios Wewfe Nexus Awards concedidos por la Fundación Prima.

¿Qué es exactamente Supromed?

Es un proyecto internacional de tres años de duración con socios de cinco países mediterráneos, que son España, Francia, Grecia, el Líbano y Túnez, financiado precisamente por la Fundación Prima y que tenía como objetivo desarrollar una plataforma  accesible por internet que ofrece herramientas a los regantes para conseguir que sus explotaciones sean más sostenibles, eficientes y rentables.

¿La plataforma ya está disponible?

Sí, en la web www.supromed.eu.  Ofrece a los regantes, pero también a los técnicos, acceso a una serie de modelos en cuestiones como la programación de riegos, distribución de cultivos, optimización de redes de riego o necesidades de fertilización. Además, hay una serie de herramientas útiles como el acceso a  pronósticos meteorológicos de alta precisión o mapas de evapotranspiración de los cultivos.

¿Qué es lo que distingue a este proyecto de otros que tienen un objetivo similar?

Supromed es un proyecto internacional en el que los agricultores son parte activa y crucial de su éxito. Durante tres años, medio centenar de agricultores han trabajado codo con codo con nosotros, nos han cedido la gestión de parcelas de sus propias explotaciones en las que hemos estudiado, ellos y nosotros, cómo optimizar cuestiones tan básicas como el riego o la fertilización.

¿Cómo se llevaba a cabo esa colaboración sobre el terreno?

Se eligieron tres regiones del área mediterránea, que fueron la Mancha Oriental, en España; el Valle de Bekaa, en el Líbano, y la región de Sidi Bouzid, en el Líbano. En cada zona, teníamos varias parcelas, cada una de ellas cedida por un agricultor. Primero se hacía un análisis de las condiciones locales, como el suelo o el clima y luego trabajábamos en ajustar diferentes variables, como por ejemplo el agua, la fertilización y la energía. Mientras tanto, el agricultor trabajaba en paralelo, en su explotación.

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