Nada mete más ruido que un 'gigante' intentando mantener silencio, así que es estruendoso cuando decide meter ruido. Y el Bayern de Múnich lo ha hecho: en apenas siete días, la entidad destituyó a Naggelsmann, contrató a Tuchel y triunfó en el 'Klasiker' disputado el pasado sábado. Explicado más en profundidad: se deshizo de un técnico por el que había pagado 25 millones de euros, fichó a otro que cobrará cuatro millones más por temporada (12 frente a ocho) que el despedido… pero despejó la crisis con un 4-2 sobre el Borussia Dortmund que le permite retomar el liderato de la Bundesliga. Entrar y salir de una crisis en 'modo express'.      

De una forma casi incomprensible, el conjunto bávaro se dinamitó desde adentro hace apenas siete días. Estaba vivo en todas las competiciones: en cuartos de la Champions tras eliminar al PSG sin recibir un solo gol; en cuartos de la Copa caminando de goleada en goleada; y a un solo punto del liderato en el torneo doméstico. 

Muchas teorías intentaron explicar el porqué del estallido. Una hacía referencia a la falta de constancia del equipo -seña de identidad-; otra, a la oportunidad de fichar a Thomas Tuchel, un entrenador que en Alemania tiene más prestigio que Naggelsmann; y la tercera, un ambiente irrespirable dentro del propio vestuario (preparador y jugadores) y trasladado a las plantas nobles (técnico y dirección): Mané desautorizando al joven entrenador por jugar solo ocho minutos ante el Paris Saint-Germain o pesos pesados -Kimmich o Goretzka- lamentando el despido. 

Cómo salir de la crisis - Foto: LEONHARD SIMONEn los despachos, dos nombres fueron claves en la operación: Oliver Kahn, aquel malencarado y mítico guardameta, es ahora el director general del área deportiva del Bayern. Su brazo ejecutor es Hasan Salihamidzic, exlateral y director deportivo desde el 1 de julio de 2020. «Teníamos un entrenador 'top', pero el rendimiento no era el que esperábamos», explicó el día de la salida del exentrenador del Leipzig. 

Ese rendimiento apunta directamente a la Liga. El 12 de noviembre, último partido de la Bundesliga antes de que las selecciones se concentrasen para jugar el Mundial de Qatar, el Bayern había ganado 0-2 al Schalke y se establecía al frente de la clasificación con cuatro puntos sobre el Friburgo; había remontado poco a poco su desventaja con el sorprendente Union Berlín hasta aplicar todo el peso de la lógica con 10 victorias, cuatro empates y una sola derrota. 

Mal 2023

Tras la Copa del Mundo, todo cambió. El Dortmund, que había cerrado la primera parte del curso a nueve puntos de la cabeza, había sumado nueve triunfos y un empate en los 10 partidos de 2023 previos al 'Klasiker' disputado el pasado sábado; y los muniqueses, apenas cinco victorias (más tres empates y dos derrotas). Es decir, los 'borussers' habían sacado 10 puntos más que su gran rival. 

Cómo salir de la crisis - Foto: RONALD WITTEKEl aspecto goleador (esa máquina de defender y atacar que ha caracterizado al Bayern moderno) fue importante a la hora de tomar la decisión de prescindir de Naggelsmann: antes del parón, el balance era de 49 tantos a favor y 13 en contra en 15 encuentros... y en 2023 ha sido de 23 a favor y 14 en contra en 10 (ahora ya son 27 y 16). 'Algo' se estaba pudriendo y todo apuntaba hacia el banquillo. 

«En el Bayern siempre intentan cortar antes de tener un problema irreconducible -apuntaba un analista alemán la semana pasada-, por eso tienen tanto éxito». Sin embargo, es un 'éxito' cuestionable en un equipo que ha cambiado sus pautas en la última década. Ha pasado de imponerse un tope de 40 millones por jugador fichado (por debajo de ese límite, entre los 35 y los 40, llegaron Renato Sanches, Tolisso, Javi Martínez, Hummels, Vidal o Gotze), a romper la banca en los últimos tres cursos yéndose hasta los 67 por De Ligt o los 80 que pagaron al Atlético por Lucas Hernández.