Dos historias independientes

Diego Izco (SPC)
-

La actitud de Vinícius por un lado y los intolerables gritos xenófobos por el otro: separar conceptos, clave para entender lo sucedido en Mestalla. Justificar el insulto-no-racista es el origen de los males

Vinícius Júnior (2i) se encara con el banquillo del Valencia CF tras su expulsión - Foto: Biel Alino

Se puede (y debe) criticar con fiereza cualquier cántico racista sin intentar lavar la imagen de un pelotero excepcional que, sin embargo, ha salido pitado del 75 por ciento de los campos de España esta temporada. Se puede perfectamente sin poner las historias al mismo nivel ni decir que uno es consecuencia del otro. No vale hacer trampas ni de un lado («Si Vinícius no provocara, no pasaría esto») ni del otro («Es la respuesta lógica y humana a una situación insoportable»). No hay problemas con Rodrygo, Rüdiger, Mendy, Camavinga, Tchouaméni o cualquier otro jugador negro del Real Madrid. Conviene separarlo todo, pero sin justificar nada ni intentar discernir entre quién empieza y quién responde. 'Vini' se limpia el escudo, mira al tendido y se ríe, dice que «a Segunda», intenta agredir a Musah por perder tiempo… La grada insulta de forma penosa, y algunos directamente atacan al color de piel del chico como si fuera un improperio, y él no puede aguantarlo más. Lo de Mestalla es injustificable se mire por donde se mire, pero si mezclamos conceptos corremos un serio riesgo de perdernos la verdad.

La faltada

Escuchando en una tertulia de máxima audiencia: «El insulto forma parte del fútbol desde hace tiempo». Como si no hubiera que denunciarlo y fuese 'entendible' ciscarte en la parentela de un jugador… pero no si aludes al color de su piel. Claro que no a lo segundo, pero tampoco a lo primero. La pitada o el abucheo es lo lógico. El insulto es la forma más rastrera de violencia verbal. Bien por Vinícius, ahí sí, por señalar al idiota.  

Once

En lo futbolístico, como el Barça está de resaca postcelebración y el Real Madrid directamente dio la temporada por muerta en el 4-0 del Etihad, la zona alta encumbró al Atlético: que con su 3-0 sobre Osasuna logró su clasificación matemática para disputar la próxima Liga de Campeones. Antes de la llegada de Simeone, el club había participado ocho veces en la Copa de Europa; con Simeone, ya son 11.