El sacerdote albaceteño Francisco Javier Pla García ha vuelto a la misión. Lo hace a Perú. Después de compartir la vida misionera por Guatemala y Nicaragua, marcha a la frontera de Perú con Colombia, en la Amazonía peruana. Es la respuesta a la llamada de colaboración de un obispo español, con muchos años en la Amazonía, que hizo a través del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) al que Javier Pla pertenece. l.
Marcha a esta nueva misión con «mucha ilusión, porque allí hay grandes retos, uno siempre confía en Dios y en la gente que siempre acoge, acompaña, ayuda…» comenta Pla.
Francisco Javier Pla ha sido, este último curso, el párroco de la Purísima de Albacete y anima a todos vencer el desánimo de sentir que las cosas a veces no dan fruto. Para Pla, «las comunidades a las que vamos son muy pequeñas, pero son comunidades con un corazón muy ardiente, como dice el lema de la Jornada del Domund de este año que celebraremos el próximo domingo 22 de octubre».
En este mes del Domund la Iglesia está mirando a Roma con la celebración del Sínodo. Javier Pla está esperanzado. Él ha vivido en misiones esa llamada del Papa Francisco a trabajar juntos, a vivir la sinodalidad desde la diversidad de carismas. Sabe del peligro de cierta polarización que hay en política y que, de cierto modo, también se ha contagiado en la vida social y de la Iglesia. Para Pla esta situación puede hacer que «perdamos muchas fuerzas. En misiones he vivido la experiencia de gente muy distinta que trabajan juntos. Y el Sínodo es precisamente una llamada a esto, a trabajar juntos».
Los misioneros albaceteños han sentido la llamada a salir de su tierra y llevar el Evangelio a otros rincones del mundo. Son conscientes de la necesidad de sacerdotes en nuestra diócesis, pero, esta realidad, no les cierra a responder a la llamada a salir hacia otros lugares más necesitados. Hoy hay una conciencia de que «todo lugar es misión. Pero hay muchos lugares donde todavía no se conoce a Jesús. Lugares que por su historia o por su fragilidad eclesial o económica necesitan gente. Son lo que llamamos misioneros ad gentes. Misioneros que salen a otras tierras y lugares fuera de su diócesis. Siempre tenemos que rezar por esas misiones, por los misioneros y apoyarlos económicamente en campañas como la del Domund» dice Francisco Javier Pla.
El misionero Pla advierte que la llamada a la Misión es para todos ya que «cada uno en su parroquia, en su familia tiene que sentirse misionero. Ser misionero es compartir lo que uno tiene y enriquecerse con lo que otros viven».
Francisco Javier Pla anima a no olvidar las misiones y sus misioneros. «Albacete siempre ha tenido un contacto afectivo y una colaboración económica muy importante. Es una riqueza que Albacete tenga misioneros. No nos debe dar pena que los sacerdotes marchemos a misiones, aunque la Diócesis tenga falta de sacerdotes» afirma Pla.
El encuentro con el Resucitado ilumina la vida y hace arder el corazón. Lo han experimentado los misioneros y misioneras, quienes, con su corazón ardiente, nos muestran el camino hacia los hermanos más pobres y necesitados, y la presencia del Señor vivo en medio de ellos. Así, los misioneros se ponen en camino. Entre ríos del Amazonas el misionero Francisco Javier Pla entrega su vida para que el Evangelio llegue a todos los rincones de esta parte del mundo.