Editorial

Los LAJcontra Justicia, una protesta interminable e inasumible

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En una negociación laboral, las dos partes en conflicto deben saber ceder en sus pretensiones máximas para avanzar y llegar a un acuerdo satisfactorio

La reunión acabó como comenzó 16 horas antes, sin acuerdo de ningún tipo entre el Ministerio de Justicia y los letrados de la Administración de Justicia (LAJ). Ninguna de las dos partes dio su brazo a torcer y se mantuvieron en sus posiciones iniciales, aunque los LAJ abandonaron la mesa de negociación después de lanzar una propuesta que aumentaba sus pretensiones originales que provocaron la protesta laboral.

En un principio, los LAJpretenden fijar su salario individual en referencia al de los jueces, por lo que pasarían a cobrar el 85% del sueldo de un juez. Ahora, al abandonar la negociación, sus representantes pretenden, además, que el conjunto de la masa salarial de los LAJ tenga también como referencia a la masa salarial de la carrera judicial. Esto se traduce en una doble subida salarial que la Administración no está dispuesta a admitir.

Por su parte, el Ministerio de Justicia exige a los convocantes que desconvoquen la huelga, que ya supera la veintena de jornadas, para que la negociación avance y los Juzgados no permanezcan más tiempo colapsados. Pero los LAJse niegan en rotundo.

¿En qué se traduce este conflicto? En los juzgados de la ciudad de Albacete ya son más de 500 suspensiones de juicios, cifra que se multiplica en la provincia. El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, Vicente Rouco, también advertía de la suspensión de numerosas bodas. La huelga también supone la paralización de millones de euros en los juzgados, ya que los LAJ son los responsables de las autorizaciones del movimiento de euros en los órganos judiciales.

La situación no puede continuar en el estancamiento actual, porque los verdaderos perjudicados son los ciudadanos que, en muchos casos, son personas vulnerables económicamente que ven cómo no pueden acceder a indemnizaciones, pensiones alimenticias... En una negociación laboral, las dos partes en conflicto deben saber ceder en sus pretensiones máximas para avanzar y llegar a un acuerdo satisfactorio. En el caso de los LAJ, la Administración de Justicia está en una situación límite. Si la mayoría de los juzgados ya de por sí están al borde del colapso, con una huelga mantenida tanto tiempo en el tiempo, la crisis puede llegar a provocar una situación inasumible y efectos no deseados. La población no puede ser rehén de una protesta laboral. Ya los controladores aéreos tensaron la cuerda al límite en su huelga de 2010 y al final salieron malparados con sentencias condenatorias incluidas, porque las consecuencias de sus protestas fueron ingentes.

Esperemos que la negociación vuelva cuanto antes a sentar a las partes por el bien de los ciudadanos.