"Hay una crispación artificial y los periodistas colaboramos"

Javier del Castillo
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La despedida del periodista albaceteño Pedro Piqueras de Telecinco, tras 16 años como director de Informativos ha sido intensa, como muchos los premios y reconocimientos recibidos que no le han permitido adaptarse a su condición de jubilado

Pedro Piqueras, en el despacho de su casa madrileña, cuenta su historia y su trayectoria. - Foto: Juan Lazaro

Una forma infalible para que Pedro Piqueras se sienta cómodo y baje la guardia en la entrevista, después de haber recogido un premio más – el Premio Bravo de Televisión, concedido por la Conferencia Episcopal Española –, es preguntarle por la Feria de Albacete. Es su debilidad.

«El origen de la ciudad – explica - está muy ligado a la propia Feria. Albacete es un cruce de caminos, el punto central entre La Mancha y el Levante. Era el lugar más adecuado para el trueque, para intercambiar cosas. Entonces, se creó una feria franca, libre de impuestos, y la ciudad empezó a crecer. Es una de las pocas ferias de España en las que existe un edificio ferial estable, con casetas para la diversión y una cuerda donde estaban las caballerías, las ovejas y otros animales. La Feria de Albacete, que cada año visitan cientos de miles de personas, siempre ha sido muy abierta. Ahora, sin animales, está más pensada para el divertimento. La gente se acerca a la Feria porque hay bailes, orquestas y es un buen plan».

«Guardo en casa el capote de la alternativa de Juan Martínez, que me regaló en mi cumpleaños»

Aficionado a los toros, aunque sus horarios de trabajo le han impedido verlos desde la barrera tanto como le hubiera gustado, recuerda que su mejor amigo en Albacete es el torero ya retirado Juan Martínez. Su foto, en traje de luces, la tiene enmarcada en la pared de su despacho. «Juanito ha sido un torero de éxito y con él he conocido el campo. También guardo en casa el capote de su alternativa, que me regaló el día de mi cincuenta cumpleaños. Los toros en Albacete son muy importantes».

En realidad, son muchas las cosas importantes de su Albacete natal, que va enumerando de forma pausada y convincente, combinando experiencias y sentimientos. Todavía recuerda con emoción contenida el ascenso a Primera División del Albacete Balompié en la temporada 1990/91 y sus desplazamientos a distintos puntos de la geografía española acompañando al equipo. «Viajaba con Constantino Romero. Aquella primera temporada en la división de honor, con Benito Floro en el banquillo, fue fantástica. Estuvimos algunas jornadas en puestos de UEFA. Una pena que se descendiera al año siguiente», comenta el periodista. 

Su relación con Albacete ha sido frecuente y continuada. Primero, porque allí vivían sus padres y su hermano pequeño y, después, porque le esperaban siempre sus amigos de toda la vida: Juan Martínez; Pepe Roldán, Víctor… «Cuando nos encontramos, es como si nos hubiéramos visto el día anterior. Tenemos nuestro grupo de WhatsApp y, aunque yo leo diariamente los periódicos de la zona, ellos me mantienen informado de lo más importante que ocurre en la ciudad. Eso no quiere que no me sienta también madrileño, porque Madrid me lo ha dado todo. Es una ciudad maravillosa y muy manchega. Como dijo Azorín, Madrid es el último poblachón de La Mancha. Y es verdad. La luz y la forma de ser de la gente son muy parecidas». 

«José Luis Cuerda decía que, 'cuando uno nace en Albacete, es para toda la vida'. Es verdad»

 Cuando le pido su opinión sobre si uno es más de donde nace o de donde pace, la respuesta es políticamente correcta. El periodista, que ha ocupado puestos de gran responsabilidad en Radio Nacional de España, TVE, Antena 3 y Telecinco, confiesa sentirse enamorado de los dos sitios a la vez. «Soy de donde se nace y de donde se pace. Nunca me he sentido desvinculado de mi tierra. José Luis Cuerda decía que, 'cuando uno nace en Albacete, es para toda la vida'. Es verdad. No puedo decir que tengo el corazón partido porque ninguna de las dos mitades se pelea». 

Hay, sin embargo, otros dichos, rimas y refranes sobre Albacete que le hacen muy poca gracia. «Soy un fanático de una frase de Umberto Eco, referida a la fuerza de lo falso. Lo falso, repetido muchas veces, – decía Eco – tiene una fuerza tremenda y la gente se lo apropia como si se tratara de una realidad. Albacete es una ciudad de paso, porque va  por allí la carretera a la costa, pero también es una ciudad para quedarse en ella. Para disfrutar de la ciudad y de la Feria. Albacete es una capital de provincia que ofrece muchas cosas».

Podríamos estar hablando de Albacete y de sus lugares con mayor encanto varios días seguidos. También de Castilla-La Mancha. O del humor manchego y esa forma socarrona de hablar, entre la ironía y el surrealismo. Pedro Piqueras conoce, porque así se lo contó un día el propio director de cine albaceteño, de dónde le vino a José Luis Cuerda la idea de incluir en su película 'Amanece que no es poco' a seres humanos brotando entre los surcos de un huerto. «Su madre se cayó de un primer piso, se hundió en el suelo y braceaba. Entonces, pensó que la gente podía nacer así, en la tierra, y luego, poco a poco, ir creciendo». Según Piqueras, el humorista Joaquín Reyes habla como hablaba su abuelo: de una forma exagerada, que hace gracia.  

«Si hicieran una película de ocho apellidos manchegos, yo soy uno de ellos»

La familia paterna de Pedro Piqueras proviene de Barrax, el pueblo del pintor Benjamín Palencia, y la materna de Alpera, aunque su madre nació en Chinchilla de Montearagón, a la sombra de las murallas del castillo. Por lo tanto, se considera también producto de la provincia. «Si hicieran una película de ocho apellidos manchegos, yo soy uno de ellos; de lo que me siento muy orgulloso. Me gusta recordar y reconocer que mi familia lleva viviendo varios siglos en La Mancha». En esa llanura que marca el carácter de sus habitantes. 

«Esto es un chiste. ¿Cómo se define a un manchego? Pues es un señor, con una boina y un hacha, que, si ve algo crecer, lo corta porque a él lo que le gusta es ver campo, kilómetros de llanura. A mí me gustaría coger un camino de La Mancha, de esos que van rectos, y no dejar de caminar mirando el horizonte», comenta divertido.

Antes de hablar de sus primeros trabajos periodísticos, hacemos un paréntesis para comentar su frustrada trayectoria musical. «Estuve en un grupo que se llamaba 'Carcoma', donde hacíamos música folk. Llegué cuando estaba a punto de desaparecer. Y no quiero decir con esto que yo ayudara a destruirlo, pues ya amenazaba ruina. Antes había cantado en solitario y ahora, al escucharme, me sorprendo de lo atrevido que yo era entonces». 

Con la música a otra parte, en 1977 aterrizó en Radio Exterior de España, emisora de Radio Nacional, de cuya cadena sería director 26 años después. «Mi padre quería que empezara de botones en un banco y terminara de director, como Alfonso Escámez en el Banco Central. Pero a mí las matemáticas no me gustaban. Cuando Carmen Caffarel (exdirectora general de RTVE) me ofreció en 2004 la dirección de RNE se cerró el círculo: volví de director al lugar en el que había empezado de prácticas». 

Además de la radio pública, Pedro Piquera formó parte del equipo de Telediarios de Pilar Miró (1988), de los Informativos de Antena 3 (1993) y ha sido director de las Noticias de Telecinco (2006) durante 16 años. «TVE ha sido mi casa y mi escuela. En Antena 3 tuve momentos magníficos, cuando Antonio Asensio era presidente de la cadena, y en Telecinco he trabajado con libertad durante casi dos décadas». 

Ha conocido a todos los presidentes de la Democracia, pero se niega a señalar cuál de ellos le parece el mejor y cuál el peor. «Yo siempre he mantenido en el periodismo una actitud de independencia y de lejanía. Y he procurado darles a los distintos presidentes de Gobierno las mismas oportunidades y actuar de la misma manera cuando los he entrevistado. Fueran de izquierdas o de derechas».

«A los manchegos nos gusta mucho el mar porque es muy llano, como La Mancha. Son dos espacios muy parecidos»

Le incomodan las preguntas sobre la situación política actual. Me doy cuenta que agradecería que no se las hiciera. No parece gustarle nada lo que está pasando. Cree que existe interés en crispar, porque eso da votos. «Hay una crispación artificial, un intento de abanderar a la gente en la calle, y los periodistas hemos colaborado en esa crispación. Lo dije en mi despedida de Telecinco: 'menos crispación, más justicia y más felicidad'. A estas alturas, con 68 años, es muy difícil que alguien consiga enajenarme en contra de nadie». 

En su opinión, los nacionalismos no son «la peste de nuestro tiempo», que decía Stefan Zwig. «Cuando dijo eso, el escritor austriaco estaba pensando en el nacionalismo nazi», matiza. Pero sí coincide, sin embargo, con un historiador británico cuando asegura lo siguiente: «el patriotismo necesita del amor a lo que te rodea, a tu gente; mientras que el nacionalismo se nutre del odio hacia el otro». 

¿Emiliano García-Page y sus circunstancias? «Emiliano piensa que una determinada política en Castilla-La Mancha le va mejor que otra. Es listo y la prueba de ello es que gana en una Comunidad Autónoma con mucho conservadurismo. Pero no me voy a meter en política. Tampoco me gusta dar lecciones. Prefiero que las lecciones me las den a mí. He evitado durante toda mi vida emitir una opinión para dirigir al público hacia uno u otro lado. Yo no me cabreo con unos para contentar a otros. No lo he hecho jamás. Gracias a eso, he podido despedirme con cierta honorabilidad». 

Aunque los viajes son una de sus grandes aficiones – dos de sus destinos favoritos son México y Hungría -, afirma que empieza a darle pereza hacer la maleta. «Me estoy volviendo sedentario. Ahora me apetece mucho más estar con la familia, viajar a Londres a ver a mi hijo, y tomarme la vida con más tranquilidad. Tengo que hacer también más deporte. Llevo un tiempo que no voy a natación».

También intentará recuperar la sana costumbre de navegar en un velero por la costa mediterránea. «Me gusta mucho ir a Altea, donde tengo un barco para disfrutar de la navegación con amigos. Estoy deseando volver a ponerlo en marcha con mis dos amigos marineros de Albacete, casi septuagenarios como yo. A los manchegos nos gusta mucho el mar porque es muy llano, como La Mancha. Son dos espacios muy parecidos». 

¿Qué haces cuando estás en Albacete? «Lo típico. Tomar vinos con los amigos y hablar con la gente.  Aprender, escuchar y polemizar, pero en privado». Sobre si tiene algún sentido revisar ahora la actuación de España en la conquista de América dice lo siguiente: «Es como si nosotros pidiéramos a Siria que se disculpara por el califato, a los italianos por habernos invadido los romanos, a Túnez por la llegada de los cartagineses o a los alemanes por los bárbaros. Es una chorrada monumental. ¿Estamos tontos, o qué nos pasa?». 

Para terminar, le pido que recomiende algunos destinos turísticos de Castilla-La Mancha. «Toledo, Cuenca, Almagro, Villanueva de los Infantes, Sigüenza, el Parque El Hosquillo (Cuenca), los nacimientos del Río Mundo y del Río Cuervo, las Lagunas de Ruidera… La lista sería interminable».

Y tanto.