¿En la cuerda floja?

M.R.Y. (SPC)
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Las elecciones municipales de Reino Unido de la próxima semana serán la primera prueba de fuego para un Sunak con la popularidad en caída libre y un electorado cansado de la perpetua crisis 'tory'

¿En la cuerda floja? - Foto: ROBERT PERRY

Acaba de cumplir medio año en el 10 de Downing Street. Y si su llegada al poder fue turbulenta, sus seis meses de mandato no han sido tampoco placenteros para Rishi Sunak, que la próxima semana afrontará su primera prueba de fuego en el cargo con unas elecciones municipales que podría terminar de hundir a los conservadores o dar un pequeño balón de oxígeno para el primer ministro británico. 

El ahora premier fue uno de los impulsores de la actual crisis que se vive en el seno de los tories. Con su dimisión como titular de Economía en julio, forzó la tan esperada renuncia de Boris Johnson como jefe del Gobierno por sus diversos escándalos. Comenzaba una nueva etapa en la formación gobernante, que con sus primarias para elegir nuevo líder vio aumentada la fractura. Y más aún después de que la ganadora, Liz Truss -que se impuso en septiembre a Sunak-, se viese obligada a dimitir apenas 45 días después de ocupar el cargo. Fue la oportunidad del ahora dirigente, que pasó de perdedor a líder. Pero con un lastre tremendo: el de volver a unir a un partido dividido y, sobre todo, en caída libre.

Los últimos acontecimientos en el Gobierno no han hecho más que empeorar la imagen del Ejecutivo y sus dirigentes. Y es que las dimisiones han puesto en jaque al mandatario. La última, la de su número dos, Dominic Raab, también ministro de Justicia, que se vio obligado a renunciar después de ser acusado por acoso laboral. Pero esa no es la única. Apenas dos semanas después de comenzar su nueva andadura, el premier tuvo que aceptar la renuncia de Gavin Williamson, secretario de Estado de Educación, por abuso, acoso e intimidación a compañeros. Y en enero, el dirigente tuvo que destituir por violar el código ministerial al presidente del Partido Conservador, Nadhim Zahawi. Un cúmulo de varapalos que, por suerte, no fue a más. Y es que varios miembros de su Gobierno llegaron a amenazar con abandonar sus cargos por sus desavenencias con el acuerdo que Londres negociaba con la UE sobre Irlanda del Norte. Entonces, no llegó la sangre al río.

Antesala

Sunak sigue trabajando en tratar de reunificar a su formación con la promesa de un liderazgo regido por la «integridad, la profesionalidad y la transparencia». Sin embargo, estos valores ya han sido cuestionados en su persona. En enero fue multado por no llevar puesto el cinturón de seguridad en su coche -algo que desató un gran revuelo- y ahora está siendo investigado por un posible conflicto de intereses por la presunta adjudicación de ayudas públicas a la empresa privada de su mujer. 

Algo que, desde luego, no beneficia a los intereses de un partido que se la juega en estas elecciones municipales, consideradas una antesala de lo que puede ocurrir en las generales del próximo año. 

Los laboristas son favoritos al triunfo en las grandes ciudades, pero también lo son en caso de que se adelanten las elecciones parlamentarias. De hecho, los sondeos les dan hasta un 49 por ciento de los votos -actualmente tienen un 32 por ciento de los escaños de Westminster-, muy por delante de los conservadores, que pasarían del 43,6 actual a un 26 por ciento. Es por eso que Sunak -cuya popularidad nunca ha sido muy alta, pero que ha caído a sus niveles más bajos (solo un 32 por ciento de los británicos valora su gestión)- quiere apurar la legislatura.

Con una cuestionada política económica -prometió una bajada de impuestos que no se ha producido- y tras varias huelgas en sectores como la Sanidad, el transporte o la Educación, que aseguran que volverán a levantarse contra el Gobierno, el mandatario pretende remontar el vuelo con su plan migratorio y la satisfacción de haber cerrado de una vez por todas los flecos pendientes del Brexit. Y medidas sociales que aún están por anunciar, pero que le intentarán reconciliar con la ciudadanía. 

«Reconstruiremos la confianza en la política a través de la acción, o no lo haremos en absoluto. Entonces, les pido que nos juzguen por el esfuerzo que ponemos y los resultados que logramos», aseguró el premier en un discurso en enero. Y los británicos podrán juzgarle. Primero ahora, el 4 de mayo. Quién sabe si llegará a estar en la palestra en las generales del próximo año.