La incertidumbre de un pronóstico incierto

Teresa Roldán
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El primer caso descubierto en la capital es un joven de 46 años que no tiene demencia

Imagen de archivo de una investigadora del equipo del doctor Segura. - Foto: Rubén Serrallé

Nació con las fontanelas de la cabeza cerradas y por ello lo derivaron al Hospital de La Fe, en Valencia, para someterse a una intervención que permitiera romper un poco el hueso para separar las fontanelas. Sin embargo, lo que parecía podría ser el remedio a su problema de salud en su corta edad no salió bien y C.R.A. empezó a peder líquido encefaloraquídeo, lo que le llevó de nuevo a pasar de nuevo por el quirófano y para contener dicho líquido le implantaron una prótesis de duramadre liofilizada que en la década de los 70 se comercializaba con el nombre de lyodura, procedente de un cadáver.

Pero quién le iba a decir a este albacetense, que 40 años después de esas intervenciones, su problema de salud, que apareció en forma de fuerte dolor de cabeza, en plena eclosión de la pandemia del coronavirus, iba a ser el origen de una angiopatía amiloide cerebral iatrógena, que se manifiesta con hemorragia cerebral, y a veces también convulsiones y deterioro cognitivo, una enfermedad neurodegenerativa de reciente descripción y de la que apenas hay casos en el mundo dado que tradicionalmente hasta ahora afectaba a personas ancianas.

Todo comenzó en 2020 cuando un fuerte dolor de cabeza que no cesaba y para el que su médico de Familia le recetó paracetamol le llevó a consultar en las Urgencias del Hospital General, donde tras realizarle un TAC vieron que aparecía una mancha. Fue después de un estudio más exhaustivo no exento de muchas pruebas cuando los neurólogos pudieron fijar un diagnóstico certero, que lo determinó el resultado de una biopsia cerebral, que poco después ratificó un PEC-TAC.

Es precisamente el desconocimiento que a día de hoy existe de esta enfermedad que en algunos casos cursa con demencia tipo alzhéimer, aunque afortunadamente no es el caso del joven albacetense, de 46 años y de profesión informático, lo que le provoca «una gran incertidumbre» sobre la evolución y el pronóstico de su dolencia, a pesar de que como el mismo afirma su estado de salud es bueno, lo que le permite hacer una vida normal. 

Su caso es el primero descrito por el Servicio de Neurología del Hospital General de Albacete, del que se ocupa el neurólogo Francisco Hernández, que afirma que el caso de este joven es excepcional «porque a pesar de haber sufrido varias hemorragias cerebrales,  está perfectamente y no presenta deterioro cognitivo». Eso sí debe tener ciertas precauciones para evitar nuevos sangrados como evitar estrés y grandes esfuerzos físicos a nivel deportivo. No beber alcohol ni fumar son otras recomendaciones de su médico, el doctor Hernández, para el que sólo tiene palabras de agradecimiento por el trato dispensado, no sólo profesional, sino humano.