Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Resacón en las Vegas

10/06/2022

Desgraciadamente, para nosotros, la formación de la élite política occidental no puede disculpar su deficiencia en la última reforma educativa española. El gran problema nuclear es la fuerza de la ignorancia que nubla el entendimiento. No hay que ser un converso de la economía conductual para asumir que en ocasiones aparcamos la razón sin justificación aparente. Tampoco hay que ignorar que los intereses propios influyen en nuestras decisiones o más exactamente, desatan los prejuicios. Esta invisible circunstancia explica por sí sola la indiferencia de la clase política hacia el mundo rural, ya que su número decreciente explica por qué se gestiona desde el prisma urbanita.

Hace poco, he tenido la oportunidad de comprobar que la fauna autóctona posee una fertilidad inaudita y que desplazarse a ciertas horas por según qué lugares es una actividad de riesgo. El daño económico y la parálisis productiva que provoca son lastres para un territorio que necesita comprensión y cariño, porque sin ellos ninguna sociedad es realmente soberana y autónoma.

Volviendo a las carencias intelectuales de los políticos. Es en el mercado energético donde los gobernantes encadenan más errores, ya que les gusta intervenir por principio sin meditar las consecuencias de sus actos. En el fondo, creen que la inacción es criminal y que el fin justifica los medios; no albergo la menor duda de que la batalla contra el cáncer de pulmón alimenta la corriente antiliberal de buenas personas.

No es el momento de hablar de tarifas reguladas, la dependencia energética o la viabilidad de las renovables; asuntos apasionantes, pero de valor relativo. Lo curioso es el nulo debate que provoca la transferencia de capitales entre países consumidores de energía no renovable y los productores de dichos productos. Salvo Noruega, ningún país productor ha conseguido diversificar su economía u obtener una prosperidad que le proteja de su desaparición.

Cuando Occidente especula con las energías renovables y sostenibles, podemos pensar que construimos un mundo mejor, mientras que los productores solo ven que dichas transferencias masivas de recursos pueden desaparecer y reducir los recursos gubernamentales disponibles. Hace poco, Noruega empezó a reflexionar sobre el daño fiscal que supondría pasar a unas fuentes sostenibles (sin valorar sus exportaciones energéticas) y se percató que el agujero sería épico en ingresos y empleo. Todos deberíamos tener claro que la transición total a otras fuentes de energía modificará las alianzas militares, económicas y provocará consecuencias cuyo impacto es imposible de anticipar. La prudencia es conveniente.