«Realmente, lo que no se escribe, al final se olvida»

Antonio Díaz
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Julián Lozano Requena es el autor de uno de los estudios indispensables sobre la historia de Villarrobledo, Pinceladas sin lienzo en la Villa de los robles no germinados. Villarrobledo de la Vega

Julián Lozano Requena. - Foto: Teresa Jiménez

Julián Lozano Requena es el autor de uno de los estudios indispensables sobre la historia de Villarrobledo, Pinceladas sin lienzo en la Villa de los robles no germinados. Villarrobledo de la Vega. El escritor comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos de interés sobre la obra, que incluye relatos, leyendas, historias y semblanzas.

¿Cómo son esas pinceladas sin lienzo?

Es muy sencillo, realmente, lo que no se escribe, al final se olvida, así de claro. Yo llevo, prácticamente toda mi vida en este ambiente, porque mi madre fue historiadora local también y me he criado en mesa camilla, con brasero de picón, con relatos de Villarrobledo pero, qué ocurre, que desde muy joven me di cuenta que se dicen muchas cosas, se espetan, como digo en el libro, pero no se llevan a papel. Se lleva a papel la historia pura y dura, fechas, acontecimientos, pero no los detalles y costumbres, por ejemplo. Este libro lo que recoge son esos detalles, las gentes, las costumbres sin catalogar.  

¿Son 136 capítulos?

Efectivamente, el libro son 136 capítulos. Bueno, Pinceladas sin lienzo en la Villa de los robles no germinados es una primera parte, pero luego vendrán otras, pero se resumen, desde monumentos, heráldica, filosofía rural, esto es, cómo somos los villarrobletanos, historia, cuentos de mesa camilla y sogato, pero son cuentos reales, de los que se espetaban en Villarrobledo. Todo eso lo he ido recopilando y dando mi forma personal de escribir.  

¿Cómo es esa forma tan personal de escribir?

Desde mi punto de vista, es mi forma de vida, cómo he vivido, mi niñez, en esas calles de tierra. También están ahí mis sensaciones, cuando era niño, adolescente, y cómo pasa el tiempo y, desde ahí le doy mi punto de vista, incluso cuando íbamos al cine y pataleábamos cuando se iba la luz. Todo eso está recogido en el libro, para que la gente cuando lo lea, piense en sus propias sensaciones. No es un libro de historia pura y dura, porque mezclo costumbres, filosofía personal rural, etc. 

¿Por qué comenzar con esas semblanzas?

Es muy sencillo, porque nos concentramos muchas veces en monumentos, en lo que vemos, pero olvidamos a las personas, porque la historia la hacemos las personas, no tenemos que olvidarlo. Entonces, no quiero que se olvide a ciertas personas, igual que todos nosotros en nuestro trabajo, es un legado que va a quedar. Es muy triste que no quede constancia de lo que hacemos, de lo que perseguimos, de nuestras ilusiones. Se trata de que las nuevas generaciones lo tengan presente. A veces, no nos acordamos ni de ayer, entonces aquí  aparecen personas muy relevantes, que han hecho mucho por Villarrobledo. 

De paso, repasa la historia local en la obra

Totalmente, porque en Villarrobledo hemos tenido muy pocos historiadores. Tres o cuatro personas son las que se han interesado por la historia local y me he permitido el lujo, en estos 25 años que llevo estudiando la historia local, de hacer un apartado muy importante, con mi punto de vista.  En el ADN villarrobletano, que no villarrobledense, somos muy dejados, así que es interesante que no se pierda la información. 

¿Por qué villarrobletanos y no villarrobledenses?

Este es un tema en el que tengo cierto conflicto con mis convecinos. En los escudos pétreos de la villa aparece SPVR, Senatus Populus Villa Robletanus. Ya viene en esos escritos, pero ninguna corporación se ha dignado en ver cuál era el gentilicio de Villarrobledo y, por defecto se ha tomado villarrobledense, pero realmente es villlarrobletano, así lo refleja, desde 1571 el primer historiador. Quiero abrir un debate sobre esto. 

También incluye mensajes y cuentos en la obra. 

Exactamente, hay mucha historia que contar, porque el mensaje subliminal, está en todos los capítulos, hay que pararse a leer, porque son relatos cortos, pero incluso sobre las propias guerras que se están produciendo. Es importante pararse, porque la solución la podemos tener cada uno de nosotros, por nuestra forma de ser y, sobre todo, si tenemos valentía. Uno muy interesante, para mí, es La banca de la paciencia.  

Comentó que habrá una segunda obra.

Tengo tres escritos y uno de ellos, el tercero, es sobre la tinejería en Villarrobledo, que saldrá finales de años. El segundo, que saldrá en septiembre, será Historia del pechero villarrobletano Juan Amado, que es novela negra. 

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