Los superalimentos llegan para quedarse

M. H. (SPC)
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El Grupo Operativo SuperFood Biotech trata de perfeccionar la fertilización para obtener frutas y hortalizas más nutritivas, además de mejorar los resultados para los agricultores

Los agricultores obtendrán un producto con un alto valor añadido y cada vez más demandado por la sociedad. - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

El empobrecimiento de los suelos es uno de los problemas de la agricultura actual. Los productores están obligados a aplicar productos en el terreno que le doten de las sustancias necesarias para que los cultivos se desarrollen adecuadamente. Se trata de los fertilizantes, aunque no siempre se les saca todo el partido posible. Pero el Grupo Operativo SuperFood Biotech, que arrancó su actividad hace unos meses y comienza ahora sus ensayos en campo, puede cambiar esa realidad.

SuperFood Biotech cuenta con la participación de ASETAGA (Asociación Española para la Transferencia Técnica, Tecnológica y Organizativa en la Agricultura y la Ganadería), el IATA (Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos del CSIC), AMC Innova (división científico-técnica de AMC Natural Drinks), la empresa de maquinaria y servicios Agroisa, la tecnológica de investigación agrícola InnoPlant y la organización agraria ASAJA (que coordina la iniciativa). En los dos años que quedan de proyecto, que está financiado por el Ministerio de Agricultura y la Unión Europea a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), el trabajo conjunto de todos ellos estará encaminado a la obtención de superalimentos, es decir, a mejorar la calidad nutricional de frutas y hortalizas de consumo habitual mediante el uso de determinados fertilizantes.

El proyecto, que se presentó hace unos días en Madrid en la sede de ASAJA, desarrollará un protocolo de campo específico para la obtención de frutas y verduras -tales como lechuga, zanahoria, tomate, calabacín, berenjena, pimiento, pepino, brócoli, mandarina, naranja, limón, melón y sandía- enriquecidas nutricionalmente mediante técnicas que intensifiquen el contenido en minerales y micronutrientes de alto valor añadido. Además de potenciar la calidad funcional y nutricional de los cultivos, los nuevos procesos productivos pretenden reducir las afecciones y pérdidas de cosechas derivadas de la pobreza mineral de las tierras a causa del cambio climático, cuidar los suelos y mejorar la fijación de gases de efecto invernadero.

Para los consumidores supondrá la opción de acceder a alimentos enriquecido en nutrientes de manera natural, sin añadidos después del cultivo. Para los consumidores supondrá la opción de acceder a alimentos enriquecido en nutrientes de manera natural, sin añadidos después del cultivo. - Foto: David PérezJosé Sánchez es técnico de ASAJA nacional y está implicado en el proyecto. Explica que el trabajo del grupo operativo está basado en fertilizantes que ya existen en el mercado, pero que no tienen una especificidad determinada para uno u otro cultivo. Sin embargo, a través de diferentes combinaciones se pueden conseguir sustancias que le vayan como anillo al dedo a cada especie de planta en concreto. Se trata de darle a cada una lo que requiere para que produzca alimentos más ricos en nutrientes que escasean en el suelo y en nuestra dieta. Sánchez menciona, por ejemplo, yodo, selenio y hierro.

Por una parte, SuperFood Biotech busca beneficiar a los agricultores que decidan aplicar estas soluciones, al incrementar la productividad por superficie, la sostenibilidad medioambiental y la rentabilidad de sus producciones. Por otra parte, el programa pretende atender las demandas de los consumidores y contribuir a fomentar la adopción de estilos de vida más saludables, al facilitar a la industria alimentaria una mayor oferta de productos funcionales, biosaludables y de alto valor nutricional cuyo nicho de mercado no para de crecer.

Sánchez aclara que la viabilidad es la base de todo, ha de ser atractivo para el agricultor. Si las fertilizaciones que recomienda el proyecto para cada cultivo encarecen los gastos, la rentabilidad va a descender y de poco serviría. Sin embargo, las sustancias que se están combinando ya están en el mercado a precios asequibles, por lo que el abonado no debería aumentar de precio. Además, un alimento con extra de nutrientes implica un valor añadido por el que los consumidores pueden estar dispuestos a pagar más y esta subida de precio también debería repercutir en el productor.

Visita de campo

Para conocer más de cerca los objetivos y las principales líneas de trabajo de este proyecto, un grupo de 50 agricultores asistieron la semana pasada al centro de experimentación agraria y transferencia tecnológica Finca Sinyent (propiedad de ASAJA en la Comunidad Valenciana). Representantes de los socios participantes expusieron durante esta jornada de divulgación el papel que van a desempeñar a lo largo del proyecto.

Un momento de la visita de los agricultores a las instalaciones de ASAJA en la Comunidad Valenciana (Finca Sinyent) en las que se van a llevar a cabo los ensayos de campo.Un momento de la visita de los agricultores a las instalaciones de ASAJA en la Comunidad Valenciana (Finca Sinyent) en las que se van a llevar a cabo los ensayos de campo. - Foto: Reyes MartínezJosé Sánchez explicó a los presentes que «el objetivo número uno es poner en marcha un plan de fertilización más intensivo que eleve los contenidos de minerales y microorganismos dentro de las frutas y hortalizas, de manera que tengan un mayor valor nutricional, una mayor demanda en el mercado y, por tanto, mejores precios en origen». Juan Hernández, responsable de laboratorio de InnoPlant, expuso que «los tres elementos más interesantes para biofortificar son el selenio, el yodo y el hierro, porque resultan positivos tanto para la salud de los seres humanos como para el crecimiento de las plantas. Con un aporte de selenio, el cultivo es capaz de resistir el estrés mucho mejor, con yodo es capaz de florecer mucho mejor y con hierro mejora su capacidad de fotosíntesis».?

La investigadora del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA-CSIC), la doctora Alejandra Flor, detalló que «nuestro papel será valorar la calidad nutricional de estos alimentos en la salud humana, es decir, cómo afecta a las bacterias de nuestra microbiota que mejoran la prevención de enfermedades y elevan la producción de metabolitos que fortalecen el sistema inmunológico». Sergio Streitenberger, responsable de la unidad científico-técnica de AMC, concluyó que «nosotros entraremos al final de la cadena de valor, una vez tengamos las frutas y hortalizas biofortificadas, y lo que haremos será procesarlos para hacer zumos, purés o gazpachos y determinar si obtenemos mejoras organolépticas. Este valor añadido supone diferenciación en los mercados europeos, que son los que mejor pagan».

José Sánchez deja claro que es importante que los agricultores puedan hacer uso de estos avances cuanto antes, como así va a ser. La fase de ensayos de campo comienza ahora, tras unos meses en los que los implicados se han dedicado a planificar todo el programa. Y para finales de año, puntualiza, «ya habrá resultados con cultivos hortícolas que serán aplicables de inmediato». Para leñosos habrá que esperar más, pues se requiere de un ciclo más largo para poder valorar los efectos. La clave es que las sustancias que se utilizan ya están en el mercado. Si estas investigaciones se realizaran con principios activos nuevos podría pasar casi una década hasta que las autoridades competentes autorizaran su uso en la agricultura, por lo que este proyecto perdería utilidad.

Beneficios

El productor se va a encontrar con una mejora en sus cultivos aplicable a cientos de miles de hectáreas independientemente de las regiones afectadas, cultivos, tipos de suelos o deficiencias identificadas. Además de ser válida para cualquier cultivo hortofrutícola y utilizable en cualquier condición ambiental y climática, conllevará un aumento de la productividad y sostenibilidad.

El consumidor, por su parte, se encontrará en los mercados con alimentos saludables, ricos en nutrientes y minerales en cantidades suficientes para alcanzar las recomendaciones dietéticas de una dieta equilibrada. Y se trata de productos enriquecidos de manera natural, sin añadidos posteriores a su cultivo, que además estarán fácilmente disponibles y accesibles para facilitar un consumo compatible con el ritmo de vida y situación socioeconómica actual. Asimismo, estos nuevos vegetales tendrán cierta capacidad para dar respuesta a problemas de salud pública derivados de la malnutrición.

Pero el medio ambiente también se beneficiará. Por una parte, al incrementar la mineralización del suelo se promueve la simbiosis microbioma suelo-planta y se enriquece de materia orgánica los terrenos agrícolas. Y por si esto fuera poco, al término del proyecto se pretende demostrar que la generación de productos hortofrutícolas bioenriquecidos con consorcios de microorganismos-microalgas consumen menor cantidad de agua y energía eléctrica