Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


¡Salvemos el Pasaje!

09/05/2023

Hay algo que ningún gobierno municipal presente o futuro podrá devolver a nuestra ciudad y es el expolio que nos privó para siempre de nuestras joyas arquitectónicas urbanas. La maldita piqueta destrozó nuestra ciudad, sobre todo durante los 60 y 70, y nos dejó casi sin edificaciones con valor histórico y cultural en beneficio de constructores despiadados y, lo que es peor, con el consentimiento municipal. Por ello hay es necesario que se detenga de inmediato, y con todas las explicaciones pertinentes, la chapuza que desde hace semanas se está perpetrando en nuestro querido Pasaje de Lodares. Lo que en principio se vendió, por parte de la Junta de Comunidades, como una gran obra de reforma de una de las calles más bonitas de España -que lo es- se ha convertido en un sainete insoportable que está poniendo en peligro el valor original de uno de los escasos patrimonios artísticos que quedan en pie en Albacete. Lo cierto es que, hoy en día, el pavimento original del pasaje hay sido levantado por error, ya que se suponía que debajo suyo se encontraba el genuino. Cómo se pudo partir de este gravísimo error a la hora de empezar a meter pico en suelo es algo que no se entiende y aún menos si -ni por parte de la Junta, ni de la empresa adjudicataria de la obra- se han dado apenas explicaciones al respecto. Todo lo que sabemos sobre lo que está sucediendo se lo debemos sobre todo al Colegio de Arquitectos local que lleva poniendo el grito en el cielo desde que se dio luz verde a esta ñapa. Pero la cosa no queda aquí, porque según estas mismas fuentes, todo parte de que en la remodelación del pasaje había que levantar el adoquinado sí o sí. Y así lo han hecho. Y la razón parece ser que para recibir la ayuda de los fondos europeos para la reforma global de dicha calle era condición sine qua non arrancar dicha superficie ya que si no se cumplía con los requerimientos para solicitar dicha subvención. Y aquí ya estaríamos hablando de otra cosa que jurídicamente tiene un nombre y ante la que algunos tendrán que dar la cara. Otra cuestión para analizar es porqué, y según la opinión de especialistas, una obra que se podría terminar en apenas cuatro semanas se debe prolongar hasta seis meses con el consiguiente perjuicio para vecinos y, por ende, comerciantes y hosteleros. Hasta dónde llega la responsabilidad del Ayuntamiento en todo este desmán lo dejo al criterio de cada uno de ustedes; yo lo tengo claro. ¡Salvemos el Pasaje!