Las fiestas en honor al Santísimo Cristo de la Misericordia que se han venido celebrando desde el pasado día 9 en la localidad de Villamalea y han llenado sus calles de música, exposiciones y juegos, llegaron ayer a su fin con una ruta del vino, un tributo a la rumba y con su ya tradicional internacional carrera de las camas en la que fue su XXXII edición.
Organizada por el Ayuntamiento en coordinación con la Asociación Cultural El Guijoso y con la colaboración de varias empresas y otros establecimientos como patrocinadores, este año se contó con la participación de 24 camas y todas ellas, como viene siendo habitual, llevaban como mínimo, además de ruedas y orinales, somier, colchón, dos sábanas, almohada y respaldo, recuerda la primera edil, Ana Teresa García. Detrás de cada una de las camas había un equipo formado por varias personas ataviadas obligatoriamente, con camisón, pijama y gorro, y uno de ellos, además, como se expone en las bases, iba encima, conduciéndola. De salida escalonada y conforme al orden que previamente les había sido asignado por sorteo, la carrera comenzó pasadas la siete de la tarde desde la calle Golosalvo, para concluir en la calle Sol ante ‘la glorieta’ y durante todo su recorrido tampoco faltaron las ya típicas ya mangueras de agua, las cuales, aparte de remojar a los participantes también refrescaron y de una forma divertida al numeroso público asistentes, entre vecinos y visitantes.
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