28-M de 1995: las elecciones que Bono ganó «por los pelos»

S.L.H.
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Las elecciones autonómicas de este año 2023 se recordarán como una de las más ajustadas de la historia. Pero hubo otra que se ganó por 14.000 votos de diferencia

Bono se enfrentó en esos comicios a José Manuel Molina. - Foto: Legado Digital

Emiliano García-Page es presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha desde 2015. Acaba de ser reelegido para un tercer mandato, siguiendo a la perfección la estela de su 'maestro' político José Bono, que durante más de 20 años dirigió los designios de la comunidad autónoma. 

García-Page obtuvo en las pasadas elecciones autonómicas su segunda mayoría absoluta consecutiva pero tuvo que sudar sangre y lágrimas. Hasta en tres ocasiones durante el recuento de votos la Presidencia de la región estuvo en manos del Partido Popular de Paco Núñez con la suma de Vox. Finalmente, la balanza acabó inclinada del lado socialista, obteniendo García-Page 17 de los 33 escaños que reparten las Cortes castellano-manchegas.

Sangre, sudor y lágrimas también padeció José Bono en las elecciones del 28 de mayo de 1995, las más ajustadas que se recordaban hasta estas últimas celebradas hace tan solo ocho días.

José Bono ha confesado que creyó que perdería esas elecciones.José Bono ha confesado que creyó que perdería esas elecciones. - Foto: Legado DigitalEn 1995 la mayoría absoluta se alcanzaba en 24 diputados, que son los que Bono logró tras una de las noches más largas que recuerda el expresidente y exministro de Defensa. Su oponente del Partido Popular era el exalcalde de Toledo, José Manuel Molina García, que contaba con las encuestas favorables en una comunidad autónoma en la que la mayoría absoluta suele depender de uno o dos escaños.

Tras el escrutinio, el PSOE obtuvo 24 diputados, el PP 22 e Izquierda Unida, uno, consiguiendo Bono la mayoría absoluta de la Cámara con menos de 1,5 puntos de diferencia sobre los populares.

En esa cita con las urnas, el socialista perdió tres escaños, los mismos que ganaron los populares. Izquierda Unida, con José Molina Martínez a la cabeza, mantuvo el diputado que logró en la anterior legislatura.

Mitin de José Bono en Moral de Calatrava el 24 de mayo de 1995. Mitin de José Bono en Moral de Calatrava el 24 de mayo de 1995. - Foto: Legado DigitalA pesar de que los primeros datos apuntaban a un posible triunfo del Partido Popular y hasta hubo algún medio de comunicación nacional que llegó a publicar en su primera edición un triunfo de José Manuel Molina, el albaceteño sacó su cuarta mayoría absoluta convirtiéndose en el primer presidente autonómico que lograba este hito de manera consecutiva y todo ello pese a los malos resultados del PSOE en las demás comunidades autónomas. 

«¿Y si pierde usted? me muero». Bono ha rememorado en alguna ocasión esa noche tan agitada de 1995 cuando«ganamos por los pelos», concretamente por 14.000 votos. «Fue casi un milagro laico», dijo. De hecho, «creía que perdíamos. Un periodista me preguntó esa noche: ¿Y si pierde usted? Me muero», confesó.

Aseguraba por entonces que trabajó «con ansia y con fuerza» para lograr un buen resultado electoral y su experiencia le decía que para ganar unos comicios «es esencial querer ganarlos y que se note». 

Añadía que nunca perdió la esperanza, «aunque es verdad que a veces me costó más trabajo ganarles a los encuestadores que a los candidatos del Partido Popular». «Nunca perdí la esperanza de que tendríamos un buen resultado. Y eso no debe entenderse como una demostración de vanidad; nunca tuve la sensación de que íbamos a ser derrotados en Castilla-La Mancha», comentaba en una entrevista a un periódico de tirada nacional. 

Como García-Page, Bono obtenía el poder en Castilla-La Mancha gracias al plus de votos de la derecha sociológica, habitualmente mayoritaria en elecciones generales, por lo cual, también como el actual presidente de Castilla-La Mancha, Bono tenía como afán y regla marcar distancias con Ferraz en un continuo encaje de bolillos para decir una cosa y la contraria según conviniese.

Algo que sí quedó claro es que a pesar de los nubarrones que hubo en la noche del 28 de mayo de 1995, las ganas para volver a presentarse nuevamente como candidato socialista a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha siguieron intactas, pues venció nuevamente en 1999 y en 2003, ambas también con mayoría absoluta. 

Zapatero le ganó la contienda en Ferraz. Otro tropezón en su carrera política vino tras el fracaso socialista en las elecciones generales del año 2000, que trajo consigo la dimisión del secretario general del partido, Joaquín Almunia. Los movimientos internos que se orquestaron en el seno de la formación para solventar la crisis animaron a Bono a dar el salto a la política nacional. 

El 17 de junio de ese mismo año el barón castellano-manchego anunció su candidatura a la Secretaría General del PSOE. La elección debía decidirse en el 35o Congreso del partido, celebrado un mes más tarde, y Bono optaba al cargo en competencia con Rosa Díez, Matilde Fernández y José Luis Rodríguez Zapatero. Contra todo pronóstico y pese a la solidez de los apoyos iniciales que recibió Bono, fue finalmente Rodríguez Zapatero el candidato más votado.

Las semejanzas entre las trayectorias políticas de Bono y Page pueden que se vuelvan a dar. Desde hace años el nombre del toledano resuena en Madrid y más ahora que se ha convertido en el único barón socialista que ha alcanzado la mayoría absoluta y no necesita muletas para gobernar como ocurre en la mayoría de las comunidades autónomas. Por algo siempre ha tenido que cargar con el sambenito de 'delfín' de Bono.