Rubén Pinar habla de un año complicado y lleno de incidentes

Pedro Belmonte
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El diestro recuerda que han sido siete las corridas toreadas en España y otras dos en Bambamarca de Perú y sin apoderado, lo que dificultó las cosas al gestionar los contratos

Rubén Pinar tiene un recuerdo muy bonito de la corrida de Asprona. - Foto: Arturo Pérez

No ha sido una temporada fácil para Rubén Pinar, llena de incidencias que le han puesto cuesta arriba el año al torero albacetense, Pamplona, Albacete con la suspensión, y la ruptura con su apoderado, han sido los palos en las ruedas que ha tenido que sufrir, pero no hay dificultad que lo amilane y le quite la ilusión a alguien que desde muy niño ha tenido claro su ilusión por ser torero.

«Ha sido un año muy duro, posiblemente de los de mayor dureza de mi carrera que yo recuerde. Cuando las cosas vienen torcidas no hay nada que hacer, pero luego cuando pasa el tiempo logras encajarlo y tiempos mejores vendrán, pero si es cierto que te merma bastante».

Una temporada no larga, pero en sitios buenos. «Han sido siete corridas de toros y otras dos en Bambamarca de Perú, que fue en julio, después de Pamplona y sin apoderado, lo que ha dificultado todavía más las cosas ya que tenerte que organizar los contratos y estar preocupado de torear y de organizar las corridas, le da una doble dificultad».

Asprona se dio bien. «La verdad es que en la corrida de Asprona se dieron bien las cosas, pues ha sido uno de los toros que más me han dado y tengo un recuerdo muy bonito de esa tarde y a pesar de la dureza de la temporada, cuando echo la vista atrás me gusta recordar esa tarde».

Decíamos antes que en plazas importantes casi toda la temporada como Madrid y Zaragoza también. «Han sido plazas muy importantes como Madrid, donde el toro de Samuel no se prestó y el de Escolar, sin ser malo, no tuvo fondo y además no gustó en el tendido por su presencia, lo que echó hacia atrás el ambiente. Además, hay toreros que en Madrid les miden mucho y yo soy uno de ellos, no porque me sienta discriminado, pero el nivel de exigencia es muy duro y a veces lo veo casi imposible. Uno sale con toda la ilusión y cuando ves que aquello no acaba de romper y a la mínima ya te están atacando, se hace cuesta arriba por ese grupo de aficionados, a los que respeto, pero cuando no tienen receptividad se complica todo más y al no puntuar en Madrid, tiene consecuencias».

Merece la pena toda esta lucha. «Hay momentos en los que uno de viene abajo, pero la afición es lo que te queda y tiras hacia delante porque somos enamorados del toro y en mi caso estás por afición, por lo que mientras podamos estar en la lucha y tengamos aliento y oportunidades, seguiremos, porque es lo que más nos gusta».

Ilusión.

Cuando vienes las cosas torcidas, es fácil perder la ilusión. «Dicen que de los momentos duros salen las mejores oportunidades y es aquí donde se ve a los hombres que tienen verdaderamente afición. No es la primera vez, pero teniendo paciencia y constancia, tienen que venir momentos buenos».

Ahora hay que encontrar apoderado. «De momento está tranquila la cosa y no tengo nada visto, pero en estas semanas hay muchas rupturas y cambios de apoderamientos y habrá que mirar pero no cualquier cosa ni nada que no vea claro y como esto no es fácil, tiene que ser alguien que tenga ganas de luchar a mi lado y tirar hacia delante conmigo, no es fácil mi postura pero algo encontraremos».

Va a América este invierno. «Si Dios quiere iremos a Manizales, a falta de concretarlo todavía y la verdad es que tenemos muchas ganas porque Manizales es una feria extraordinaria, que conozco porque la última vez que estuve se me dio muy bien y a falta de concretar como digo, tenemos mucha ilusión en ir allí. En la reunión que mantuve con la empresa me lo dejaron bastante bien y, a falta de los últimos flecos para cerrar. Cuando tienes cierto nombre, por los años que llevo, puedes encajar de la mejor manera, dentro de la dificultad».

Vuelve a organizar el curso para aficionados prácticos. «Es una iniciativa muy bonita la que desarrollamos junto a la casa de Nazario Ibáñez porque hacemos una convivencia muy buena y tenemos mucha ilusión puesta. Lo hacemos el viernes y la gente viene con ganas de desconectar del trabajo y con ganas de torear, además sirve para que la afición no se pierda en el invierno. Hay gente que anda muy bien y a veces aprendes de ellos ya que dentro de su falta de oficio hace que saquen lo mejor de ellos y la ilusión que tienen por ponerse delante. Realmente es algo muy enriquecedor».