El actual alcalde de Almansa, Javier Sánchez Roselló, no tiene bastante. Después de uno de los mandatos más intensos que se recuerdan en la Administración Local de nuestro país, aspira de nuevo a la reelección como regidor de uno de los principales ayuntamientos de la provincia de Albacete.

¿Cómo sería más rápido hacer balance de este mandato, contar todo lo que ha pasado o todo lo que no ha pasado?

Sin duda, lo que no ha sucedido sería más corto, porque nadie en su sano juicio se hubiese esperado todo lo que hemos pasado. Si sólo nos fijamos la pandemia, que llegó al poco de empezar el mandato, ha supuesto un reto gigantesco. En medio del dolor, de las pérdidas irreparables, la sociedad almanseña lo ha dado todo; los vecinos, las empresas, las instituciones se movilizaron para desinfectar calles, fabricar equipos, apoyar a los más débiles, para sacar recursos y ánimos de donde no  los había. 

Y en medio de todo esto, la Administración no se paró.

Es que no se para nunca, pase lo que pase.  Hubo que  modificar normas, crear bonificaciones, suspender tasas para sectores como la hostelería o el comercio,  llegamos a acuerdos con FICE para apoyar el sector del calzado y crear todo tipo de ayudas y programas para los sectores más vulnerables de la sociedad: los mayores que viven solos o las familias que se quedaron sin apenas recursos para atender las gastos más básicos, las medicinas, el material escolar y todo ello en medio de un parón económico que, sólo el primer año, nos provocó un recorte de la recaudación de tres millones de euros.

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