Pide que el camino sea largo

Redacción
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El presbiterio de Albacete recordó a los sacerdotes fallecidos y también escuchó los testimonios de los párrocos que fueronordenados en los años 1964, 1974 y 1999

Un momento de la reunión del presbiterio de Albacete, presidido por el obispo emérito y el administrador diocesano. - Foto: Diócesis

C on este verso del poema Ítaca (1911), de Constantino Cavafis, que recito Luis Enrique Martínez en su intervención iniciamos la crónica de lo acontecido el pasado viernes, día 10, festividad de San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia y patrono del clero secular español. Se reunió el presbiterio de Albacete convocados por el administrador diocesano, Julián Ros, y acompañados y presididos en la eucaristía por Ángel Fernández, obispo emérito de Albacete.

En la capilla de la Casa de Ejercicios se celebró la Eucaristía en la que se recordaron los sacerdotes fallecidos de nuestra Diócesis. En su homilía Ángel Fernández citó el texto del Papa Francisco en el inicio del Año jubilar de la Misericordia donde hace referencia que el ministro ordenado cuando toma conciencia de su fragilidad mejor puede acompañar al Pueblo de Dios que se le encomienda. Después de la misa y en una de las salas de la Casa, llegó el momento de acción de gracias a Dios a través de los testimonios de los sacerdotes que fueron ordenados en los años 1964, 1974 y en 1999.

Bodas de diamante. De bodas de diamante, acción de gracias por los 60 años de sacerdocio de Juan José Gómez, que comenzó diciendo que al ordenarse hizo la promesa «donde y cuando el obispo me mande». Hizo repaso de las ocho parroquias a las que ha servido y sigue sirviendo, pues es párroco de Balazote. También de bodas de diamante intervino Andrés Honrubia que comentaba que esta era la tercera celebración de acción de gracias después de las de plata y oro, y quizás sería la última. Hizo memoria de su ministerio desde sus inicios como secretario particular de Arturo Tavera hasta su última parroquia en Santa Teresa de Jesús de Albacete. Y el último de bodas de diamante en intervenir fue Antonio Cuesta. Hizo memoria de toda su vida ministerial desde los años de formador en el Seminario Menor hasta su último cargo de responsabilidad como director de la Casa Sacerdotal. El cuidado de la salud de alma y cuerpo de compañeros sacerdotes que hacía ya incluso antes del inicio de esta gran institución diocesana.

Bodas de oro. De bodas de oro, acción de gracias por los 50 años de sacerdocio de Luis Enrique Martínez, que empezó leyendo la carta de renuncia que había presentado al recién elegido administrador diocesano por motivo de haber cumplido 75 años. Después hizo un recorrido por su trayectoria ministerial, en el que se emocionó varias veces sobre todo al recordar su etapa como rector y acompañante de vocaciones en el Seminario Mayor. También de bodas de oro intervino Pedro Plaza que comentaba como le había cambiado la vida el 27 de agosto de 2006 al sufrir un infarto cerebral. Hizo equipo sacerdotal con Luis Enrique, José Luis y Andrés. Daba gracias a Dios por todo lo vivido hasta ahora y por lo bien que están en la Casa Sacerdotal. También de bodas de oro intervino Carmelo de Lara. Comentaba que fue fraile dominico antes de pedir la admisión en la diócesis en tiempos del obispo Ireneo. Hizo memoria de sus años de Munera, Casas de Juan Núñez y los 27 que lleva al frente de la parroquia de Casas Ibáñez. Otro de bodas de oro es Juan Fernández. Se autodefinía como sacerdote del concilio Vaticano II, también como cura obrero. Durante su ministerio ha pretendido desarrollar una pastoral de frontera que nace del sacramento del bautismo. También de bodas de oro es P. Javier Olaso (Sch. P.) quien recordaba a Victorio, Fernando Parra y sobre todo el Movimiento Scout al que se ha dedicado con tesón y sus frutos son visibles en toda la diócesis. Y el último de bodas de oro en intervenir fue José Luis López. Hizo memoria de sus padres y del día de su ordenación el 10 de marzo de 1974. Los tiempos de la transición que trajeron la democracia a España. Recordó sus 20 años dedicado a la política. Ahora ya jubilado ayuda en la parroquia del Buen Pastor de Albacete. Afirmó que nunca ha dudado de su fe ni de su ser cura.

Finalmente, de las bodas de plata, acción de gracias por los 25 años de sacerdocio de Ildefonso Valcárcel que no pudo estar, pero envió una carta que leyó Juan Ángel Navarro, delegado diocesano para el Clero, que también tuvo palabras de gratitud por los otros sacerdotes diocesanos que están de aniversario: José Sánchez (Padre Josico), José Antonio Roldán y Eduardo Carrasco.

«Cuando emprendas tu viaje a … pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias». Sin duda este poema bien identifica a los sacerdotes que llenos de caminos avanzan hacia el encuentro definitivo con el Señor que los llamó y los sigue llamando.