Ginés Garrido inicia la reforma del Hospital de La Paz

E.M.
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El arquitecto también de 'MadridRío' ofreció un coloquio en el serial de Albacete en Madrid

El arquitecto albacetense Ginés Garrido, en su estudio. - Foto: G.G.C.

Tras cuatro años de espera, en gran parte por la pandemia, pero también porque las cosas de palacio van despacio, la importantísima y complejísima megaobra que va a reformar de manera íntegra el madrileño hospital universitario La Paz ya es una realidad. Y, como aconteció con el soterramiento de la M-30 para construir encima el parque MadridRío, el arquitecto encargado de todo ello es el albacetense Ginés Garrido Colmenero, con el estudio que comparte desde hace más de dos décadas con su colega Francisco Burgos. El paisano, con un sentido del humor muy de la tierra, dice que una vez ganado el concurso que se convocó -y al que se presentaron 15 proyectos, varios de ellos internacionales- ahora le parece «una pesadilla». Aunque no por ello oculta su doble satisfacción por haberse impuesto a los demás aspirantes y porque la obra es tan complicada que asegura trabajo para diez años como mínimo.

Así lo manifestó cuando protagonizó el coloquio, correspondiente a este mes, de destacados personajes, en los más diversos ámbitos profesionales y/o artísticos nacidos en la provincia y que organiza la Asociación Cultural Albacete en Madrid. Fue, como todos los anteriores, en el salón de actos de la Diputación que cede a este grupo de la diáspora, y tuvo lugar el pasado sábado día 18. La presentación de Garrido corrió a cargo de Eduardo Mascagni, presidente electo del Colegio de Arquitectos de Albacete. Por cierto que tanto con esta entidad como con estos paisanos de la capital española, Garrido se comprometió a sendas futuras charlas en fechas futuras.

Inició el acto Patricio Morcillo, presidente de Albacete en Madrid explicando que la pretensión de éste y los anteriores coloquios, «que además son una especie de homenaje», es que los personajes, muy conocidos y valorados en sus respectivas labores, «además de con prestigio nacional e internacional, como es el caso de Ginés», sean también famosos y queridos por los paisanos y alcancen el ser también profetas en su tierra. «Porque, además, nos consta que todos ellos, y, por supuesto igualmente Ginés -al que ya hace unos años le concedimos el Premio Albacetense Distinguido- ejercen y están orgullosos de su lugar de nacimiento». 

Después fue el turno de Mascagni, quien no quiso restar protagonismo a su colega, por lo que realizó con rapidez un resumido repaso de su enorme hoja de servicios a la profesión. «Porque si entramos a particularizar, nos tiraríamos gran tiempo y ustedes han venido por él». Y anunció que los asistentes tendrían ocasión en el coloquio posterior -dirigido por Ortega- de preguntarle lo que quisieran.

«Abrumado por tanta exageración», como dijo nada más comenzar, el arquitecto protagonista del acto, añadió que, además de dar las gracias a los presentes, la cosa no era para tanto, pues él se consideraba sólo un profesional apasionado y entregado a su trabajo. Eso sí, le gusta que con su labor se hable bien de la tierra en la que nació hace 62 años, bromeando con la duración de la tremenda tarea de La Paz, «que como pasa siempre con este tipo de obras públicas, luego se alarga e igual no se acaba en 14 o 15 años. Y ya veremos cómo estamos nosotros para entonces».

Lo de la pesadilla, como calificó a la reforma, no es sólo porque se alargue, sino porque el hospital en el que trabajan más de 10.000 médicos tiene que seguir funcionando mientras se va construyendo el nuevo, que va a triplicar los 180.000 metros cuadrados que ahora ocupa en la zona norte de Madrid, al final de la Castellana. Con el añadido de que lógicamente los médicos deben ir dando el visto bueno de manera continua a lo que se va haciendo. Además de tener en cuenta muchas otras complejas cuestiones como el impacto ambiental y la sostenibilidad, como su estudio hizo en el pliego ganador ante un jurado de 14 expertos, que integraban no sólo arquitectos de reconocido prestigio, sino miembros de los colegios profesionales, sanitarios y técnicos del Ayuntamiento de Madrid. No podían faltar las referencias a otra megaobra como ha sido enterrar gran parte de la vía de circunvalación de Madrid conocida como la M-30 para que, a lo largo de más de un centenar de hectáreas sobre la carretera, todo ese tráfico y contaminación, ahora por debajo, se hayan transformado en un parque con miles de árboles y especies vegetales. Además de multitud de rutas y sendas para peatones y bicicletas, amén de multitud de espacios verdes y lugares para actividades al aire libre y espectáculos. 

Como dijo el presidente de los arquitectos albacetenses, y ratificó el de Albacete en Madrid, «no sólo ha revalorizado la zona, sino todo Madrid», hasta el punto de que en las visitas de autoridades municipales y regionales de muchos países, es obligado llevarlos a conocerlo. A una pregunta al respecto durante el coloquio, Garrido señaló que el hecho de que se lo concedieran al equipo que encabeza junto a Francisco Garrido compitiendo con otros mucho más conocidos, fue «una relativa sorpresa», aunque agregó que algunos de los miembros del jurado sí los conocían. Y, por supuesto, se siente muy orgulloso de que estas dos grandes obras del macroparque y el nuevo Hospital sean recordadas «porque las hizo alguien de Albacete». 

Con sus explicaciones sencillas, comprensibles y de fuerte capacidad didáctica, además de llegar a los colegas asistentes también lo hizo al público lego. Aunque igualmente sorprendió cuando explicó que hace miles de años, lo que hoy se conoce por Albacete, era un auténtico vergel, un oasis verde y húmedo, lleno de vegetales y animales en el que sobraba el agua y sobre el que después nació la ciudad de Albacete, algo que a veces ha traído problemas en las cimentaciones.

Siempre preocupado por el urbanismo, no ocultó que por desgracia la ciudad ha perdido algunos de sus edificios más emblemáticos y varios de los que quedan no son conocidos fuera como debería ser. Entonando algo de mea culpa como el catedrático que es de varias universidades españolas y muchas extranjeras, entre ellas las de Louisiana, Washington, Arizona e incluso la de Harvard, que se tiene por la mejor del mundo.

Ese currículum alberga, como recordó Mascagni, prácticamente todos los más importantes premios internacionales no sólo por MadridRío, sino por otras construcciones de diverso tipo en nuestro país -varias en la provincia de Albacete- y en otros muchos. Y, como repitió en varias ocasiones a lo largo del acto, «siempre intentando mejorar la vida de las personas, como los servidores públicos que los arquitectos somos o deberíamos ser».