El museo del Ejército recuerda a Ramón y Cajal

J. Monroy
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El Nobel de Medicina solo estuvo dos años en el Ejército, del que salió moribundo desde Cuba, pero su cultura se nota en la mentalidad con la que quiso a España desde la ciencia

Fernando Ponte Hernando impartió una conferencia sobre el médico castrense. - Foto: PCE

Este 2023 se cumplen 150 años de la entrada del médico Santiago Ramón y Cajal en el Ejército. Con ese motivo, el Centro de Historia y Cultura Militar Sur está desarrollando una serie de actos en su homenaje. Uno de ellos se desarrolló la pasada semana en la ciudad de Toledo. 

Para Ramón y Cajal la ciencia «era una guerra pacífica», explicaba el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela Fernando Ponte Hernando. Así lo ha hecho durante su conferencia 'Un sabio de armas tomar: Cajal, 150 años de su ingreso en el Ejército', impartida en el auditorio del Museo del Ejército de Toledo, donde ha resumido los éxitos que llevaron al médico al Nobel de Medicina en 1906, pero también su actuación como médico castrense en diversas guerras y su amor por España, expresado hasta en su modo de hacer ciencia.

Ponte Hernando explicó que cuando Ramón y Cajal hizo el servicio militar como soldado se convocaron plazas de médico profesional. Entre cien aspirantes, sacó el número seis de 32 plazas. Así entró como teniente médico en el Ejército. Estuvo destinado en zona de Guerra Carlista por Cataluña, y al año le tocó, por sorteo, pasar a ultramar. Eso llevó consigo el ascenso de médico primero, equivalente a capitán.

Ramón y Cajal fue a Cuba en 1874. Allí estuvo un año y volvió de vuelta de baja por paludismo. «Técnicamente, venía a morirse, lo que pasa es que era muy joven y salió adelante», apuntó Ponte Hernando. Fue entonces cuando, como moribundo, llegó de baja del Ejército por un tribunal médico, lo que le impidió llegar a coronel o general.

En esos años, apuntó el profesor universitario, en realidad Ramón y Cajal no tuvo demasiada actividad en la Guerra Carlista, por la idiosincrasia del conflicto, solo trató pequeñas cuestiones de calzado o enfermedades venéreas. En Cuba ya tuvo más trabajo, aunque «el problema es que hacían más mella en nuestras tropas las enfermedades que los tiros del enemigo, la disentería, el paludismo, la tuberculosis o la fiebre amarilla». Con las enfermerías llenas, era muy complicado tener una tropa operativa.

Mentalidad castrense. Además, Ponte Hernando destacó que «Cajal tenía un acentuadísimo sentido del patriotismo, se le sale por sus discursos, sus escritos y su voluntad de trabajo». Él trabajaba «para que la ciencia española estuviera a la altura de las demás, porque le daba rabia ir por ahí y ver que no estábamos a la altura, tenía una verdadera obsesión en ese sentido por el patriotismo». El profesor se mostró convencido de que el paso por el Ejército contribuyó en la mentalidad de Ramón y Cajal. «Cuando él se movía como científico, le venía constantemente el lenguaje castrense a la boca», apuntó. Y llegó a recomendar poner la bandera junto al microscopio «porque esta es una lucha por poner a España en su sitio, en el concierto de las sociedades civilizadas».

Fernando Ponte Hernando es licenciado y doctor en Medicina y en Historia de la Ciencia, y embajador de Marca Ejército. El museo del Ejército de Toledo se ha sumado con esta conferencia la conmemoración del 150 aniversario del ingreso en el Ejército de Santiago Ramón y Cajal como médico militar, en el marco de las efemérides principales del Ejército de Tierra en 2023.