El legado de Julio Carrilero sigue vivo en Albacete

E. F.
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En 2024 se cumplen 50 años de la muerte del arquitecto y 80 de la ampliación del Recinto Ferial, una de sus grandes obras

Fotografía familiar de Julio Carrilero Prat. - Foto: Cedida

Dentro de pocos días, el miércoles que viene para ser exactos, se cumplirá medio siglo de la muerte del arquitecto Julio Carrilero Prat, fallecido el 31 de enero de 1974 en su Albacete natal. Pero éste es sólo uno de los tres aniversarios asociados a su apellido.

Este mismo año, también se celebrarán los 80 años de la gran ampliación del Recinto Ferial de Albacete, inaugurada en el año 1944 y cuyo proyecto firmaron el propio Carrilero y Manuel Ortiz, uno de sus colegas de profesión y colaboradores más estrechos.

Pero el apellido Carrilero está asociado a la Feria de Albacete por partida doble. En 1974, su hijo Manuel Carrilero de La Torre  remató la obra de su padre, fallecido ese mismo año, con la monumental Puerta de Hierros. Y ése es el tercer aniversario que caerá en 2024.

El recinto ferial en 1944, recién remodelado por Julio Carrilero y Manuel Ortiz.El recinto ferial en 1944, recién remodelado por Julio Carrilero y Manuel Ortiz. - Foto: CedidaYa sólo por la gran remodelación del monumental Recinto Ferial, su nombre debería quedar asociado para siempre a la historia de su ciudad natal, donde se desarrolló su vida personal y casi toda su carrera profesional, que abarca casi todo el turbulento siglo XX.

Nació en Albacete en 1891. Hijo de Julio Carrilero, catedrático de dibujo, y de Nieves Prat. A los 16 años, ingresa en la Facultad de Ciencias Exactas de Madrid. Aprueba dos años después el ingreso en la Escuela de Arquitectos con el número uno en la disciplina de dibujo.

En 1916, con el título recién estrenado, consigue junto a Manuel Sainz de Vicuña la adjudicación del proyecto de la Plaza de Toros de Albacete, la popular Chata que se terminó en menos de un año, todo un tiempo récord para la época. Y este logro sólo fue el principio.

Aquel joven arquitecto aterrizó en una ciudad que vivía una época de expansión, vinculada al auge de la burguesía liberal. Su etapa más activa es el período de entreguerras, cuando ocupa el cargo de arquitecto municipal (1919-1927) y  a continuación el de arquitecto provincial (1928-1940).

A esta época pertenece una buena parte de los edificios del centro de la ciudad: el Colegio de Notarios, el Casino Primitivo, el Chalet Fontecha y muchos otros inmuebles que aún se pueden ver en Albacete, sobre todo en su eje más ilustre, el que va del Paseo de la Libertad a la Punta del Parque.

Pero no sólo fue un mero artífice de edificios, también fue un urbanista. Fue uno de los arquitectos principales del Plan de Ensanche, uno de los primeros planes urbanísticos modernos de la ciudad, que se elaboró a principios de los años 20 del pasado siglo.

Este plan es el que crea el barrio del Ensanche, uno de los más extensos y populosos de la ciudad; delimita el espacio que hoy ocupa el Parque de Abelardo Sánchez y traza el diseño de la primera gran circunvalación de la ciudad. Suyo  también es el diseño del barrio de las Casas Baratas, una de sus primeras realizaciones de postguerra.

En 1943, acomete junto a Miguel Ortiz el proyecto de remodelación del Recinto Ferial de Albacete. Este diseño, terminado en 1944, amplía  y convierte una feria-mercado tradicional en un espacio más apto para una gran feria de muestras, dotado de un tercer anillo.

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