El Femuba, Festival Internacional de Música Barroca, se abre hoy en el Teatro Circo, a las 20 horas, con la actuación de Accademia del Piacere, dirigida por Fahmi Alqhai. El músico, también  intérprete de viola da gamba, comentó a La Tribuna de Albacete cómo será este concierto, Les Violes du Ciel et de l'Enfer.

Inaugura los conciertos de 2023 del Femuba, un festival que ya conoce.

Así es. Estuve hace unos años y la verdad es que siempre muy contento de estar en festivales que están peleando por la música antigua, por el patrimonio de todos y con muchas ganas de estar con vosotros. 

Viene con su grupo, Accademia del Piacere.

Si vamos con Accademia y haremos uno de nuestros programas clásicos, que define al grupo. Les Violes du Ciel et de l'Enfer fue el segundo disco del grupo y lo presentaremos en Albacete. Es un álbum de juventud, que se grabó hace unos años y enfoca la música para viola da gamba en la corte del Rey Sol, con los dos personajes que fijaron el devenir de la historia de la viola da gamba en esa corte. Son Marin Marais y Antoine Forqueray, dos músicos bastante apreciados y respetados en toda Europa, con caracteres totalmente diferentes. A Marais le llamaban El Ángel; a Forqueray, El Diablo y por eso Las violas del cielo y del infierno como título.  

¿Cómo es musicalmente?

La música de este concierto es muy atractiva, tiene mucha fuerza y carácter, define el repertorio de la viola da gamba a nivel histórico. Eso para mí, en el momento que grabé el disco, era uno de los ladrillos que había que poner para construir el proyecto.  

¿Por qué eligió ese repertorio para esta cita?

El repertorio, muy atractivo, con una música muy orgánica para la viola da gamba, que muestra las posibilidades del instrumento, encaja perfectamente en el festival.  

¿Son muy diferentes las músicas de ambos creadores?

Aunque sean compositores de la misma época, es verdad que se nota muchísimo que Marais era uno de los creadores del estilo francés puro y Forqueray era una persona con más tendencia a la exploración y en su música se nota la influencia italiana, que en esa época ya estaba invadiendo Europa y él asume esas armonías y melodías y las pasa a la viola da gamba. Además, que lo llamasen El Diablo, era por algo.  

Las obras que conocemos de él llegaron por su hijo.

Exactamente, Antoine Forqueray se jactaba de que nunca escribía su música. Componía pero no escribía, es un personaje bastante curioso y su música nos llega a través de su hijo, Jean-Baptiste Forqueray. Es una historia rara, pero a través del hijo tenemos la referencia de esa música que es ya más evolucionada. 

Una música, la del barroco francés, que conecta muy bien con el público.

Sí, una música bastante amable y descriptiva, es peculiar, porque a muchas de esas piezas se les ponía nombre, que le daba sentido a cada composición. Entonces, digamos, la música es bastante descriptiva, de algo o de alguien y eso es muy atractivo para el público porque puedes sentir lo que transmite el autor.  

Desarrollan una gran actividad, con muchos conciertos fuera de nuestro país. 

Sí, la verdad es que estamos a tope. Acabamos de llegar de Malta, donde participamos en un festival de música antigua, vamos a Albacete y después tenemos un año de locura, porque iremos a Japón, Canadá, Estados Unidos y prácticamente por toda Europa. Estamos muy contentos y, como siempre, digo, uno de los grandes éxitos con la música es vivir de ella.  

¿Hay planes para grabar?

A finales de febrero, principios de marzo, grabaremos uno de los discos que tenemos en el cajón con un repertorio sobre música de Bach, Corales y El arte de la fuga, básicamente. Hay más proyectos y sacaremos al menos dos grabaciones adelante, aunque yo, el tema de las grabaciones, cada vez me apetece menos, porque el disco es ya un formato obsoleto y tenemos que replantear cómo es ya el presente de esto y si hay posibilidades de llegar al público sin este formato.