"No tengo miedo a narrar la labor de una orden religiosa"

Juana Samanes
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Decidido a concienciar de la lacra que representa la prostitución forzada que tiene unas ramificaciones muy complejas en la sociedad del Primer Mundo

Antonio Cuadri, director de 'Si todas las puertas se cierran'

La trata de personas es el eje de la última película del veterano director Antonio Cuadri. Su drama Si todas las puertas se cierran narra la historia de la primera orden en España, las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, cuyo carisma es acoger y ayudar a las mujeres de la calle. Su fundadora fue una joven suiza, Antonia María de Oviedo y Schöntal, que llegó a España a mediados del siglo XIX para trabajar en la Corte como institutriz de las hijas de la reina María Cristina de Borbón. 

He leído que el germen de esta película nació de su propia experiencia.
Tanto a nivel informativo como emocional me impactó mucho ver el trabajo de estas religiosas y me predispuso a estar muy receptivo a hacer esta película cuando se acercaba la fecha del bicentenario del nacimiento de la fundadora de la orden. 

Su película habla de trata de seres humanos que, desgraciadamente, se daba hace siglo y medio, y sigue en la actualidad, y todo eso lo cuenta en dos épocas…
El hecho de narrarla en dos tiempos va con el carisma de estas mujeres. Las Oblatas no querían impulsar arqueología, querían hacer algo vivo, reflejar el eco de lo que fue la vida de Antonia María, en el presente.

Una mujer que pasó de ser institutriz en la Corte a fundar una casa de acogida para prostitutas. ¿Qué destacaría de su figura?
Era muy inteligente, muy culta, con un gran sentido de la determinación. Ella sentía un rechazo intelectual, moral e incluso físico hacia esas mujeres y lo grandioso es que se da cuenta de que tiene que implicarse, abandonar su vida de lujo y montar esta casa de acogida. 

Supongo que haciendo este filme ha sentido que todos estamos conectados para el bien y para el mal.
Lo que une a estas mujeres es un sentimiento de dolor, de explotación por la adversidad. Pero partiendo de una realidad muy dura frente a eso, como dice el padre Serra, surge el empeño humano de «si todas las puertas se cierran, yo les abriré una». 

El padre Serra, inspirador en la vida de Antonia María, es una persona poco conocida actualmente, pero por esta película lo descubrimos.
Fue un hombre incomprendido, porque estaba rodeado de mujeres que se dedicaban a la prostitución y que, además, ayudaba a una joven que había estado trabajando en la Corte. Tuvo que afrontar las habladurías.

Este país es muy prejuicioso con todo lo que huele a religioso. ¿Tiene miedo a que su película sea silenciada por este motivo?
Hay que ser valiente, esta película homenajea a unas mujeres que desde una orden religiosa hacen una labor tan importante o más que la que realizan las ONG o las instituciones laicas que están intentando que nuestro mundo sea un poco mejor. Tener miedo sería hacerle el juego a una especie de neoinquisición civil que detesto.