José Manuel Patón

LA PLUMA CONTRA LA ESPADA

José Manuel Patón


El cumpleaños de la Lewinsky

07/02/2024

La Sra. Lewinsky se hizo famosa por hacerle una felatio a Clinton en los pasillos de la Casa Blanca. El Sr. Clinton negó hasta la saciedad haber tenido un encuentro sexual con dicha señora, pero su potencia de garañón le traicionó. La Lewinsky llevaba un jersey/trampa donde quedó el mensaje subliminal presidencial, y su madre astutamente lo metió en el congelador. El presidente fue acusado por el Fiscal de mentir, -¡como es la independencia judicial en los EE.UU., que un Fiscal puso de rodillas a un presidente!-, y en el fragor de la batalla judicial para disipar dudas la madre sacó el comodín del público: un jersey que debía oler ya a rayos y truenos pero cuyo ADN no se había borrado.

Cuando nos hablan de la independencia judicial o que los jueces y fiscales no deben depender del gobierno en España, nuestros políticos se ríen a carcajadas. Esa independencia judicial del país más democrático del mundo y que fue el primero que hizo la declaración de los derechos humanos, no existe aquí. Aquí los fiscales son nombrados a dedo, siguen las directrices del gobierno, y cuando los jueces opinan de distinta forma, se dice que hay un lawfare porque le llevan la contraria. El idílico proyecto de que los fiscales asuman la instrucción de las causas penales, quitándoselas a los jueces, no obedece a otra intención de que el gobierno dirija la instrucción contra quienes son sus adversarios políticos. ¡Menuda la haríamos!

Y da igual que sean de derechas o de izquierdas, ambos caminantes hacen el mismo equilibrismo jurídico.

Lo que quiero transmitir es que mentir por el presidente de la nación más poderosa del mundo por ahora, tuvo sus consecuencias, y los fiscales que allí sí que eran independientes incoaron contra Clinton un proceso judicial penal y eso que mintió en algo en lo que todo el mundo hubiera mentido. ¿Fue una fechoría? Sí, pero fue una fechoría razonable, y sin embargo puso de relieve la independencia judicial americana y de sus fiscales. Algo parecido le pasó a Nixon, que de ser uno de los presidentes más poderosos de los EE.UU., tuvo que dimitir por espiar a sus adversarios políticos.

En España nos reímos de las dos cosas. Aquí el presidente llama a las mentiras cambios de opinión, y se ríe cuando alguien le acusa de no haber dicho la verdad. Cuando un juez pone una resolución que no les gusta a nuestros políticos le echan encima al Fiscal general de turno. Pasó con Felipe y el Pollo del Pinar, D. Eligio Hernández, le pasó a Zapatero con el Sr. Conde-Pumpido y le ha pasado al Sr. Sánchez con la Fiscal Dolores Delgado. Nunca se investigaron los espionajes a otros partidos políticos e incluso al Rey, en el caso de Alfonso Guerra, y nunca se van a investigar lo de Pere Aragonés. Por supuesto, aquí nadie va a poner de rodillas a ningún político que mienta descaradamente, y nos comemos sus mentiras sin protestar.

La cuestión es más importante de lo que parece, porque un cargo político tendrá más o menos prebendas o coches oficiales, pero nunca debería tener patente de corso. Nos falta mucho para ser una democracia de verdad. A la Lewinsky y al semen del semental, -qué difícil en un pasillo ¿no?-, le debemos el ejemplo de la independencia judicial americana.