La lucha contra las bacterias resistentes avanza

SPC-Agencias
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La sanidad animal europea ha progresado en la guerra contra los dos principales patógenos zoonóticos reduciendo el uso de antibióticos

La lucha contra las bacterias resistentes avanza - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Martí

La ganadería supuso mejoras muy importantes para la humanidad. Alimentación más o menos asegurada sin depender tanto de la naturaleza o fuerza para realizar trabajos son seguramente las más destacables. Pero también surgieron problemas. Había que procurar a los animales alimento y refugio; y también tratar de mantenerlos sanos, puesto que al vivir tan próximos entre sí las enfermedades transmisibles suponían un riesgo mayor.

Hoy en día, aunque muchas cosas alrededor de la ganadería han cambiado, ese problema continúa existiendo. Las enfermedades siguen ahí y los ganaderos, con la ayuda inestimable de los veterinarios, tienen que afanarse para mantener a los animales sanos. Afortunadamente, Alexander Fleming descubrió la penicilina en 1928 y desde entonces los antibióticos se convirtieron en una de las herramientas más importantes en la lucha contra ciertas patologías, tanto en las granjas como para los humanos.

Pero su uso abusivo propició la aparición de bacterias resistentes que no responden al tratamiento con estas sustancias, lo cual creó un problema al que la sanidad animal europea está plantando cara. En los últimos ocho años se ha puesto en práctica un plan de respuesta que está dando sus frutos, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). En un informe, publicado dentro de la estrategia 'One Health', la entidad destaca su optimismo porque incluso hay avances en la lucha contra las resistencias de las dos principales bacterias zoonóticas: Campylobacter y Salmonella.

El dosier, con datos de 2021, es detallado y establece grados de resistencia combinando cepas de bacterias, especies animales y tipos de antibióticos. En su resumen, la EFSA pone el foco en las «tendencias alentadoras» porque se aprecia una reducción de la resistencia a los antibióticos de Salmonella typhimurium, un tipo de salmonela comúnmente asociada a cerdos y terneros que «a menudo» es multirresistente. Los datos también muestran tendencias decrecientes en la resistencia de Campylobacter jejuni a un antibiótico «muy importante» como es la eritromicina a la hora de tratar a seres humanos y a pollos de engorde. Por contra, aumentó el nivel de resistencia en el caso de algunas bacterias de Campylobacter que mantuvieron una tendencia creciente en su resistencia al antibiótico ciprofloxacina.

A la luz de los datos, el catedrático en Sanidad Animal de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Santiago Vega, asegura que es una tendencia que llama «al optimismo» y demuestra que los veterinarios, en coordinación con el sector, lo están haciendo «bien o muy bien». Cree que el sector veterinario «tiene que sacar pecho» porque los datos de la EFSA quedan refrendados con los anteriores de la Agencia Europea del Medicamento, según los cuales el uso de antimicrobianos en el ámbito veterinario «se ha reducido un 43%» en la UE entre 2011 y 2020. «Estamos por debajo del uso que se hace en medicina humana» de estos medicamentos y hay ejemplos paradigmáticos como la reducción «casi del 100% de la colistina en cerdos».

Vega, que por cierto valora que la EFSA enfoque su informe desde la perspectiva 'One Health', destaca la implementación a nivel nacional del Plan frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN). Está siendo un plan clave para «conseguir estos resultados que estamos comentando» y esa «tendencia sostenida a la reducción» del uso. Más allá de las fronteras de la Unión Europea, la vista está puesta en cómo abordan este reto sanitario mundial los países subdesarrollados o en vías de desarrollo porque la situación es compleja.

Este experto explica que son países en los que crecerá mucho la población en las próximas décadas, por lo que tienen ante sí el reto de producir más alimento: se calcula que las necesidades de proteína en el mundo se incrementarán «un 70%». El temor es que esas zonas del mundo opten por asegurar una mayor productividad de las granjas por la «vía barata», es decir, la del uso generalizado de antibióticos, como se hacía antes en Europa, y eso frene los avances globales en la lucha contra las resistencias.

 

¿Hay alternativa al antibiótico?

La comunidad científica busca nuevos antibióticos y alternativas a los mismos como una solución para hacer frente a las bacterias resistentes a estos medicamentos, esenciales para la sanidad humana y animal, y hay líneas de investigación prometedoras en las que cobran protagonismo los fagos, es decir, virus que luchan contra las bacterias de forma selectiva introduciendo su material genético en la bacteria hasta destruirla. Santiago Vega y su equipo está trabajando con fagos en porcino y en avicultura pero no es la única línea abierta porque también están investigando la microbiota en los intestinos de los animales para conocerla mejor y determinar cómo modificarla con el fin de generar un «ambiente hostil» a bacterias patógenas que puedan entrar.

Vega destaca la importancia de avanzar en esta área porque nos estamos «jugando mucho» y lo resume en una frase: «Si nos quedamos sin antibióticos, no podrían, por ejemplo, hacerse cirugías porque es impensable plantearse operar a alguien cuando podría morir por una infección». Las soluciones urgen porque, de no haber avances, Naciones Unidas calcula que en 2050 cerca de 10 millones de personas morirán cada año por infecciones no resueltas debido a las resistencias antimicrobianas, una cifra superior a las muertes por cáncer.