El Aula Taurina de la Casa Regional se llamará Dámaso González

Emilio Martínez
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La entidad lo considera el mejor torero castellano-manchego del último medio siglo

Imagen de archivo del torero Dámaso González. - Foto: Rebeca Serna

Quién mejor y más representativo de la tauromaquia castellano-manchega que Dámaso González. Quién. Esta opinión, compartida por el gran número de aficionados que son socios de la Casa Regional, ha llevado a su directiva a bautizar con el nombre del matador albaceteño, tristemente fallecido, el Aula Taurina que está funcionando desde hace cinco décadas. Cuando los mandatarios de la entidad decidieron ir bautizando con personajes destacados de cada una de ellas al resto de Aulas, como la literaria, la de historia, la de música, la pictórica y otras, había que escoger uno para la dedicada a asuntos taurinos. Como es lógico, hasta la secretaría de la entidad llegaron diversas propuestas, inclinándose finalmente por la del rey del temple.

Esas propuestas fueron estudiadas por los responsables del Aula, los ensayistas y críticos Juan Gómez y Ángel Arranz, ninguno nacido en Albacete, quienes a su vez también consultaron con los habituales participantes en las reuniones de la misma cada dos meses, llegando a la conclusión de que los méritos de Dámaso eran superiores a los del resto.

Así lo explica el castellano-manchego ciudadrealeño Juan Gómez, que a sus labores como catedrático de Economía en la Universidad Autónoma de Madrid, ha unido una buena actividad teórica relativa con la Fiesta, tanto cuando perteneció al Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, propietaria de Las Ventas, como en sus labores de escritor, conferenciante y crítico. «No puede haber dudas de que en el último medio siglo Dámaso, una auténtica figura, fue el más destacado de los toreros de la región. Ahí está su imbatible e impresionante hoja de servicios».

Más allá de la teoría, sí que pisó algunos ruedos el ensayista -con más de diez libros publicados-, conferenciante, articulista y crítico Ángel Arranz, quien en la década de los sesenta incluso llegó a coincidir como novillero sin caballos con Dámaso, «que ya apuntaba dos de las que serían sus características fundamentales y le llevarían con toda justicia a ser máxima figura tantos años: valor a prueba de bomba e inigualable temple de navaja albacetense», según loa al coletudo. A pesar de cierta amistad que guardó siempre con el albacetense, afirma que para nada eso ha influido en su decisión de apoyar también que se pusiera su nombre al Aula que codirige con Juan Gómez. 

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