Entretenida tarde con 'El Juli', Manzanares y Rufo en hombros

Pedro Belmonte
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Los tres toreros que participaron en el festejo de Casas Ibáñez se repartieron seis orejas en un coso con más de medio aforo cubierto, donde se lidiaron seis toros de Alcurrucén, correctos de presentación

Los tres diestros dieron la vuelta al ruedo en hombros. - Foto: Pedro Belmonte

Con más de medio aforo cubierto, se lidiaron seis toros de Alcurrucén, correctos de presentación, nobles y manejables, sobresaliendo la faena del Juli al cuarto de la tarde. Se guardó un minuto de silencio por el 75 aniversario de la muerte de Manolete.

Abrió la tarde Fogonazo un toro colorado que ya de salida le costó mucho pasar el engaño, quedándose a media suerte, sin recorrido. Lo lidió bien Álvaro Montes, sin que pudiese hacerlo romper hacia delante, esperando en banderillas en el primer par, debiéndole llegar mucho Bernardo Pereira, aunque tuvo mayor alegría en los otros dos pares.

En la muleta lo intentó El Juli, aunque poca agua pudo sacar de un poco casi seco, limitándose a pasarlo en la distancia corta, con escaso resultado artístico. Pinchó dos veces antes de cobrar una estocada rematada con descabello, silenciándose su intervención.

Salió el cuarto con las maneras de sus hermanos, despistado en la salida del capote, y sin entregarse, recibiendo un puyazo del que salió por su cuenta. Parecía que el último tercio sería sin demasiada alegría, pero El Juli comenzó a sobarlo, pasándolo sin obligarle en un principio hasta que fue afianzando al toro llegándole a sacar el buen fondo de Afanosito, con tandas de muletazos largos y un gran toreo al natural, haciéndole al animal llegar al final. Faena de gran maestría que culminó con un pinchazo y estocada trasera, cortando las dos orejas.

Un toro brusco. Un toro algo brusco fue Peladito, lidiado en segundo lugar por Manzanares, al que toreó encajado con la capa, que se fue a por el caballo nada más salir, levantándolo de los pechos, aguantando en el puyazo Óscar Bernal.

Al último tercio llegó embistiendo con nobleza, templándolo mucho el de Alicante en una faena de buena compostura, aunque sin demasiada transmisión por ambos pitones. Lo fulminó de una estocada y cortó una oreja.

Salió el quinto con algo más de brío, aunque también les puso en aprietos a los banderilleros, ya que esperó a los de los palos. Faena de menos a más, ya que en un principio el toro iba a su aire, sin entrega, sobre todo por el pitón derecho, ya que al natural se definió antes, sobre todo desde que el torero comenzó a bajarle la mano y estirar de su embestida, a lo que el toro accedió, con series muy templadas y largas al natural, que luego se repitieron por el otro pitón. Como es habitual, le dio una estocada, en este caso algo trasera, que le permitió pasear otra oreja.

El que hizo tercero, un toro con vistoso pelaje, recibió dos puyazos por su cuenta, ya que las dos veces optó por el caballo en vez de por la capa. Brillaron en banderillas Andrés Revuelta y Fernando Sánchez, llegando a la muleta incierto. Rufo le planteó una faena con mucha firmeza ante la indefinición de Martinete, que acudía a la muleta sin demasiada entrega y con la cara por arriba, aunque los admitió. Series ligadas y de mucho mérito, que llegaron al tendido, necesitando de pinchazo, estocada y descabello, cortando una oreja.

El sexto, de nombre Esmerado, no hizo honor a su nombre en cuanto a su comportamiento, excepto e alguna serie al natural en las que tuvo entrega y largura en la embestida. Faena de buena compostura por parte de Tomás Rufo que supo estar con e manifestando la firmeza que había desarrollado en su primer toro. Lo mató de una estocada y cortó una oreja, que le permitió salir en hombros de la plaza. 

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