Manu Mago Fuster llegó al Albacete en el verano de 2019 y esta temporada es uno de los jugadores claves en el club manchego, mostrando, a sus 25 años, un alto grado de madurez personal y deportiva.
¿De dónde viene lo de Mago?
Es algo que se inventaron los compañeros, el club. A cada uno le ponen una imagen cuando hablan de ellos en las redes sociales y el club salió por ahí, porque lo había dicho algún aficionado.
¿Pero hace magia en el campo de fútbol?
Va por ahí, ellos dicen que sí. Estoy en un buen momento y ayuda mi forma de jugar para ese mote, pero no considero que haga magia.
¿Está siendo la mejor temporada desde que llegó, a nivel colectivo y personal?
Por supuesto. Los números son los que son, estamos logrando cosas que yo no había conseguido aquí en Segunda, números a nivel individual, goles, asistencias, superando mi mejor año en Segunda y queda casi una vuelta entera, por lo que estoy muy contento. Quería disfrutar del Albacete en Segunda, porque cuando llegué le equipo venía de haber jugado un playoff y se había vivido de forma especial, aunque después se torció la cosa. Tenía ganas de que el club volviera a luchar por esas cosas y disfrutar de ello.
Desde que debutó hubo conexión con la afición.
Empiezo a jugar en la jornada seis y mis primeros meses son muy buenos. Conecto con la afición porque el equipo está en un mal momento, surjo yo y vuelcan en mi sus esperanzas. En esos momentos les di lo que esperaban.
¿Cómo consigue ahora un equipo de perfil bajo y un presupuestos limitado pelear por la parte de arriba?
Con buena gente, es primordial. Este año se ha formado un grupo de buena gente que quiere reivindicarse, ya sea porque han estado en Segunda y no han podido dar el nivel que ellos tienen o porque no les han dado la oportunidad. Se ha juntado todo eso a un entrenador que sabe llevar muy bien a este tipo de futbolistas.
Desde el primer momento se ha visto esa conexión entre la plantilla y el entrenador, ¿cómo se produce?
La pretemporada fue difícil porque éramos un recién ascendido y a nivel económico LaLiga te estrangula con los límites salariales. Por eso se hicieron las cosas poco a poco, intentando no fallar, y el club lo hizo muy bien porque no se perdió la cabeza. Alfonso Serrano y Víctor Varela tenían claro cómo tenían que trabajar y el míster, desde el primer día, congenió. Nos explicó claramente lo que quería, no solo grupalmente, también a nivel individual, lo que es incluso más importante. Eso ayudó a que el equipo sea lo que es, un reflejo de su personalidad, valiente, que va de cara a los partidos.
El entrenador transmite hacia afuera pero, ¿cómo lo hace dentro del vestuario?
Es muy cercano y va muy de cara. Te gana, tiene mucha labia y esa sonrisa que cuando te habla te llega. Cuando un entrenador te mira a los ojos y te dice lo que quiere…, ahí están los resultados. Las cosas que nos dice son las que pasan en el campo y es lo que más ayuda. Que el entrenador acierte en el plan de partido, que pasen las cosas que te ha dicho, nos hace tener una gran confianza. Además te dice las cosas de forma clara y directa.
Por lo que dice, Albés es mucho de hablar con los jugadores a nivel personal.
Sí, es muy de hablar al jugador. Si ve algo que no le gusta, viene y te lo dice, igual que si le gusta también te lo dice. Ni se calla un reproche ni un halago. Eso lo mide muy bien, cuando dar cera y cuando dar vaselina, es lo que hace llevar al equipo como lo lleva.
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