Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


El marido de Lola

24/02/2023

Cuando sabes de cine lo mismo que del cultivo de la trufa, lo mejor es dejarte llevar por el instinto. Aquí puedes aplicar el consejo de algunos entendidos de vino -fundamentalmente, aquellos no pedantes-, ante una cata cotidiana: si te ha gustado, con eso es suficiente. Y si eres desconfiado por naturaleza y dudas hasta de tu propio criterio, basta con acudir a un profesional independiente.
Si vamos por el primer supuesto, Momias es una gran película de animación; una joya esculpida bajo el paraguas de la Warner y con un experimentado equipo detrás que acumula multitud de reconocimientos y premios; una ingeniosa experiencia de 88 minutos que no defrauda ni a grandes ni a pequeños. En este tipo de films, los niños son el mejor termómetro para calibrar el resultado. Son el público más exigente y si no piden la hora en ningún momento, si no rechistan en todo el pase y ni siquiera les vence el sueño, a pesar de que están viendo la peli fuera de sus límites habituales de horario, todo esto confirma que el resultado es rotundo. Tiene acción y golpes de humor capaces de provocar la carcajada de todo tipo de públicos. Conjuga elementos didácticos, que generan preguntas y despiertan la curiosidad del personal menudo. Es un vino delicioso del que te bebes la botella entera y te quedas con ganas de seguir. No es necesario consultar con expertos enólogos, o, en este caso, con reputados críticos de cine.
Momias se estrena este fin de semana en medio mundo. De Argentina a Bahréin; de Irak a Brasil; de EEUU a Egipto. En España, el equipo de la película ha elegido Guadalajara para el preestreno y se lo llevó el miércoles a un abarrotado Teatro Buero Vallejo. Además de contar con la presencia del director, Juan Jesús García Galocha, de responsables de Warner Bros y de los grandes artífices de la película, no podía faltar Pedro Solís, productor de Momias.
Hace más de tres años que Pedro me contó el proyecto de Momias, sin duda, el más ambicioso en el que se había embarcado hasta entonces. Después de recoger dos premios Goya, por Cuerdas y La Bruxa, este director inquieto acababa de montar su propia empresa -Core Animation- y había creado un gran estudio de animación cinematográfica en Guadalajara, que es uno de los mayores de todo el mundo de donde ha salido su última criatura. Hasta aquí trajo a sus socios y al más de centenar de profesionales que se han involucrado en Momias.
Antes de que se empezara a proyectar la película sobre la gran pantalla del teatro convertido en cine, Pedro Solís se subió al escenario del Buero. Si se pudiera calibrar el nivel de felicidad, soy capaz de apostar a que el estado que alcanzó esta semana superaba con creces el que le invadió el día que recogió cada uno de sus Goya. Jugaba en casa y presumió de ciudad ante el estreno de un evento de repercusión internacional, con una película de animación que va a ser un éxito mundial de taquilla.
A Pedro se le mezclaron todo tipo de emociones que no ocultó bajo una sonrisa tan natural como sincera. En este tiempo, ha perdido a su hijo Nico, que ha inspirado buena parte de su carrera cinematográfica y que recibió una sonora ovación de recuerdo cuando su nombre apareció en los títulos de crédito.
Pedro Solís es un director y un productor de éxito y nada le ha cambiado. Sigue siendo el mismo que cuando empezó. Y, junto a él, su siempre inseparable Lola. «Vosotros no sabéis quién soy yo en Guadalajara. No lo sabéis bien», les dijo a sus compañeros de Momias y a las 1.000 personas que esperaban impacientes para ver la película. «Soy el marido de Lola». El éxito es también suyo.

«Momias, película de animación que va a ser un éxito de taquilla en todo el mundo, se ha estrenado esta semana en Guadalajara»