Seguimos en plena resaca electoral que sobre las costas gallegas han dejado  las elecciones autonómicas con un indiscutible triunfo del PP y una incuestionable derrota de la izquierda en general y del PSOE en particular. Nada que nos pueda sorprender y pese a que toda la campaña en sí, desde el minuto uno hasta que se abrieron las urnas, se percibiese desde la óptica nacional y no de la propiamente regional. En cualquier caso y visto los resultados, desde cualquier prisma que se visualicen, es evidente que el PP se adjudica una doble victoria al conseguir mantener su mayoría absoluta al tiempo que borra totalmente a Vox del panorama de la derecha en territorio gallego y deja contra las cuerdas a una izquierda en la que el PSOE se ha estrellado sin paliativos y en la que Podemos y Sumar se han devorado entre ellos y sólo los nacionalistas del Bloque han logrado sobrevivir al naufragio ante el que comparecerán al frente de la oposición en el nuevo mandato autonómico que ahora se inicia, pese a ganar seis escaños con respecto a la representación que hasta ahora tenían. Un aumento que de poco les ha servido lastrados por la debacle del PSOE. 
Tras estos resultados es innegable que se abre un período en el parlamento gallego en el que tan sólo tendrá voces solistas el PP para interpretar el canto a Galicia que se nos anuncia, aunque también valdría otra popular canción del propio Julio Iglesias para poner banda sonora a los hechos electorales de este domingo, vista la histórica hegemonía mantenida y renovada por el PP en la región, la vida sigue igual en Galicia. Será cuestión de analizar méritos y deméritos de unos y otros para no querer cambiar de disco.