Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


A la catarsis por la amnistía

28/03/2024

Los griegos emplearon la palabra 'catarsis', purificación, tanto en sentido religioso como ético, fisiológico o médico. Desde el punto de vista del cristianismo la catarsis hace referencia a la transformación interior en el hombre debida a una experiencia vital profunda. En la liturgia del Jueves Santo los fieles son invitados a profundizar en el misterio de la Pasión de Cristo, en la catarsis purificadora que redime de todos los pecados. 
A algunos la purga, la redención y la catarsis les está viniendo por la vía rápida de la amnistía. De hecho, en este Jueves Santo apacible y ocioso, la representación de la pasión y muerte de la España de nuestro tiempo viene reflejada en los autos sacramentales tipo 'Junts + Puigdemont per Catalunya', ese  calvario que representa el nombre de la candidatura de Carles Puigdemont para las elecciones catalanas del próximo doce de mayo, cuando lo cierto es que nada sería más catártico para Puigdemont que una buena temporada a la sombra después de una correcta y ajustada condena de prisión carcelaria, además del canto diario, templado, profundo y emocionado de la saeta uniformadora de la Constitución española, que cohesiona los corazones, los sentimientos y las ideologías.
En la liturgia del Jueves Santo, los fieles convencidos y adscritos al régimen son invitados a profundizar en el misterio de la pasión del dogma ideológico, en la limpieza purificadora que redime a todos los descarriados y desafectos. Millones de futuros votantes se disponen para ver y vivir las procesiones interminables de la propaganda, el eslogan fácil y la vigilia por todos los derechos identitarios del Universo y la paz mundial.
En los rostros desbordantes de fervorosa religiosidad partidista, se entiende definitivamente la predisposición de los españoles a perdonar y purgar a sus representantes políticos. Se trata de la experiencia mística de la exaltación popular al paso procesional del candidato Puigdemont, que purifica los efectos perversos del pecado, la culpa, la maldad, la malversación, la sedición, el vicio y la flaqueza, y explican, de un modo contemplativo, la reiteración del voto a la perversidad ya purgada: «lo volveremos a hacer para recuperar la ambición nacional por terminar el trabajo». Dice Puigdemont que lo único que puede asegurar el futuro del bienestar para los ciudadanos es la independencia de Cataluña, en clara contradicción con los motivos esgrimidos por Sánchez para justificar la ley de amnistía.
En las lágrimas derramadas por los fieles al paso de Sánchez, la purificación espiritual ante la culpa disipará las conductas generadoras de cualquier situación de acercamiento al secesionismo, a la desigualdad entre los españoles y a la diferencia sustancial entre la casta política y el ciudadano de andar por casa. El paso lento y parsimonioso del candidato Puigdemont exonerará la responsabilidad de la falta de escrúpulos, la mentira, la negligencia, la imprudencia y la impericia de los políticos, así como la culpa de los costaleros agradecidos.