Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


Líneas rojas al liberalismo

29/01/2024

Seguimos hablando de los puntos fuertes y débiles del liberalismo. Los liberales se justifican a sí mismos por razones de utilidad. La sociedad es tan compleja, dicen, que resulta imposible ponernos de acuerdo en casi nada. Lo mejor que podemos hacer es consagrar el derecho a la propiedad privada y la libre iniciativa individual coordinada por mercados competitivos. Los empresarios que producen los mejores bienes al mejor precio obtendrán beneficios al tiempo que generan empleo y sueldos. En caso contrario, pronto serán barridos por la competencia.
Dos dudas me asaltan cuando trato de tocar fondo. Desde el punto de vista antropológico hay que recordarles que no tratamos con individuos aislados, sino con personas, seres sociales que necesitan organizarse para tomar decisiones colectivas. Se hace imprescindible, una regulación mínima y una lista de servicios sociales bastante más amplia de la admitida por los liberales-libertarios. La recaudación de los impuestos necesarios para su financiación no es un robo, como insinúa Milei, sino un acuerdo social.
Desde el punto de vista ético estamos obligados a fundar nuestras decisiones sobre unas bases morales firmes. Cada persona o grupo debiera considerar las consecuencias de sus decisiones para sí mismo y los demás, en el corto y el largo plazo. La ley natural las expresa en unos mandamientos negativos, a modo de líneas rojas: «no matarás, no robarás, no mentirás».  La DUDH de 1948 las recoge en un catálogo de principios o derechos fundamentales: vida, libertad e igualdad.

A mi entender, la ignorancia de estas o líneas rojas es la piedra de tropiezo de muchos liberales. La defensa ciega de la libertad individual les lleva a admitir la producción y consumo de droga, o la tenencia de armas, o los ataques a la vida e igualdad de quienes nos molestan. Los resultados están a la vista de todos.