Y llegaron los suevos, los vándalos y los visigodos y lo tomaron todo por la fuerza. Y dediquen apenas 10 segundos a la trascendencia de la expresión «por la fuerza», porque el bárbaro vivía de la violencia y la intimidación, y con ambas invadieron Hispania y supongo que de aquellos polvos estos lodos. La «barbarie» es la actitud de un grupo que actúa fuera de las normas de la ética «y son salvajes, crueles o faltos de compasión hacia la vida o la dignidad de los demás», definición académica que se puede colgar de cada grupo ultra que justifica su existencia al calor de los colores de un equipo, que cuenta con el apoyo no reconocido de los clubes que quieren evitarse problemas (claro, son violentos e intimidatorios…) y que dedica el 75 por ciento del tiempo a apoyar a dicho conjunto, pero se guarda un 25 por ciento para el insulto y la acción violenta, fuera de los estadios o dentro, como sucedió en el RCDE Stadium. Una invasión bárbara vergonzosa que a estas alturas ya ha dado la vuelta al mundo, que ha dejado a LaLiga a la altura del betún y que supondrá una sanción brutal para ese Espanyol al que dicen representar. 
La intolerancia («Tolerancia cero» según los 'modernos') de clubes y federaciones fue el único camino que erradicó a los violentos de las gradas de Inglaterra y Alemania, y hoy tienen un espectáculo increíble en los campos, con un 10-15 por ciento de afición rival en los estadios. (Nota al margen: ni un solo aficionado culé asistió al partido que coronó a su equipo. En su propia ciudad. Porque en la ida ningún aficionado 'perico' pudo acudir al Camp Nou. ¡Viva LaLiga!). La tolerancia, la connivencia, el 'mirar hacia otro lado' es lo que provoca el crecimiento y asentamiento de los bárbaros. Y decimos que en Francia tienen un problema gordo con los ultras…