Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


El votante imbécil

02/05/2023

Me tengo que rebelar, y lo hago, ante la idea de que el votante es imbécil. Escucho muy a menudo, en los últimos días, que da igual lo que suceda ante las urnas. Según esto no importa si un gobierno es honesto o corrupto, si lo han hecho muy bien o rematadamente mal o solo han dejado telarañas en el fondo de las arcas. En opinión de muchos, cada vez son más y más autorizados, el votante socialista jamás cambiará su voto para apoyar al PP y al contrario. Y eso parte de una visión tan inmovilista, como errónea; que, además, parte de la concepción de que el votante es un ente que ni siente, ni padece. Craso error, en cualquier caso. A los dos partidos principales les conviene mucho vender esta moto polarizante y gripada y con solo una rueda. Y lo hacen muy a sabiendas de que no responde a la realidad. Sobre todo, en dos elecciones a las que nos enfrentamos este año en las que lo ideológico pasarán a un segundo plano, frente a lo económico. Y es que cuando a cualquiera le tocan el bolsillo y el pan de su familia -¿o es mejor decir esquilman?- los valores de la política se diluyen como azucarillo en café caliente. Hace meses, en una tertulia radiofónica, escuche como decían que Sánchez era indestructible, basándose en que había sido capaz de aguantar en pie tras superar una pandemia, una guerra en Europa y hasta, ojito, una 'Filomena'. Ese mismo remató su intervención aseverando que solo una gran crisis económica podría echarlo de La Moncloa. Entendiendo que las familias españolas se están empobreciendo, y cada día que pasa más, en niveles nunca vistos es posible que algún votante de los llamados progresistas se plantee que, quizá, cambiar el signo de su papeleta. Y algunos lo harán desde la desesperación y otros desde la certeza de que cuando algo va tan mal es necesario hacer cosas para encontrar posibles soluciones. Considerar que el votante es un cretino sin personalidad, ni criterio político, es algo que conviene a muchos y, sobre todo, a los de siempre. Que no les metan en ese saco.