Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


23 de julio

06/06/2023

Cierto es que al que le toque en mala suerte participar en una mesa electoral, el próximo 23 de julio, no le va a quedar otra que salirse un rato del remojo o dejar de poner chusmarro en la barbacoa para cumplir con estas obligaciones siempre poco deseadas. Los demás, ósea la inmensa gran mayoría, con ejercer la opción del voto por correo podremos seguir con nuestros habituales quehaceres dominicales -léase, practicar la maravillosa dolce far niente- o vacaciones, según toque y, claro, seamos de afortunados o vayamos desahogados. Por esto tampoco se entiende el gran revuelo que ha montado que Sánchez haya elegido una fecha tan especialmente poco oportuna para todos en su nueva convocatoria de elecciones. Y es que, para muchos, y ya, todo lo que proponga, diga o active el presidente del Gobierno de España debe ser motivo de discusión y bronca. Sus razones tendrán, vaya. De alguien que nunca da puntada sin hilo cualquier presunta ocurrencia lleva detrás un profundo análisis de la situación con sus consiguientes amenazas y potencias. Por eso lo del 23 de julio no es fruto de una pataleta, ni siquiera de una reacción política lógica tras un revolcón electoral del calibre de la del pasado 28 de mayo. Llamarnos a las urnas en pleno periodo vacacional tiene sus porqués y entre estos el que más se comenta en barras de bares y ascensores es que aduce a que esto puede provocar que una gran parte del electorado pase de ir a votar eligiendo la opción de no interrumpir su periplo vacacional por importante que sea el asunto. Se supone que esta supuesta abstención podría favorecer al que está en el poder, en detrimento del aspirante. Hasta aquí la maniobra bien; lo que Sánchez parece no tener muy claro es que la derecha, en sus diferentes acepciones, tiene tanta gana de echarlo de La Moncloa que ni uno de los suyos faltará -sea presencialmente o por correo- en su cita con los comicios. Mientras que buena parte de una izquierda difusa, dividida y hastiada es posible que escoja seguir refrescándose o tirándose en tirolina mientras España se juega quien nos gobierne durante la próxima legislatura. De momento todos a rezar -creamos o no- para que no nos toque. En esto vamos todos juntos…